Tuesday, December 25, 2007

Imagen para el recuerdo

foto DR

Plaza de Armas de Iquitos-Perú en nuestros días, y donde naciera el autor de la "Historia del deporte loretano".

Con saludos a los lectores en las fiestas de navidad, y con deseos de un venturoso año nuevo 2008.

El editor.

Sunday, December 02, 2007

EL DEPORTE Y LA HISTORIA

NOTA DEL EDITOR

EL DEPORTE Y LA HISTORIA

Como se refiere líneas atrás-en el espíritu que anima las “Crónicas de Pacarmón”, llenas no sólo de historia deportiva, sino también de coyuntura nacional y social-se hace mención de un momento oscuro en la historia del Perú.
Gobernaba el Perú Augusto B. Leguía, quien pocos años más tarde regalaría arteramente a Colombia una gran extensión de territorio amazónico.

Transcribo para los lectores un Habeas Corpus de época tan aciaga, tomado del libro “La Revolución de Iquitos” (Loreto-Perú) de Samuel Torres Videla. Tipografía España-Pará-Brasil 1922.

(Copia de un recurso de Habeas Corpus)

“Señor Presidente de la Corte Superior de Loreto.
“Los suscritos y suscritas, vecinos de esta ciudad, a Ud. con todo respeto decimos: que, de conformidad con el artículo 7º de la Ley Nº 2223 sobre liquidación de prisiones preventivas y de acuerdo con las disposiciones contenidas en la nueva Constitución Política del Estado sobre garantías individuales, interponemos recurso de Habeas Corpus contra el Prefecto de este Departamento, el Sub-prefecto del Cercado, el Mayor de Guardias, el Alcalde o Presidente de la Junta de Notables de esta provincia, el inspector de policía de la Municipalidad y el jefe de la cuadrilla municipal.
Aprovechando del incidente personal ocurrido en el vapor “Estefita” entre el señor Emilio Wesche y el abogado don Rosendo Badani en la tarde del 27 de este mes, los expresados funcionarios y empleados están consumando desde ese día los atentados más inconcebibles contra los pacíficos y laboriosos habitantes de esta ciudad, especialmente contra el elemento loretano sin distinción de sexo ni de edad. Unidos y de común acuerdo, los inspectores de policía y los peones de la cuadrilla municipal penetran a cualquier hora en los domicilios y después de maltratar a las personas que en ellos habitan los toman y conducen presos a la Sub-prefectura donde sin darles explicación alguna se les sume en los calabozos, incomunicándolos y privándolos en lo absoluto de todo alimento por veinticuatro o más horas, y anegando previamente de agua tales calabozos. Así se ha procedido con don José Cruz Hidalgo, don Mamerto Ramírez, don Juan Rojas Torres, don Trinidad Amasifuén, el menor Julio Teco, Pedro Macedo, don Julio Ríos, don Jorge Jarama, don Simón Ramírez, don José Navarro, don Andrés Panduro, don Augustín M. Teixeira, don Resurrección Díaz, don Alfonso Navarro Cauper, don Vicente Cornejo, don José Saboya, don José Reyes Flores, don Jorge Navarro, don Zacarías Fernández, don Miguel Puerta, don Manuel Ríos, don Ernesto Bernales, doña Dolores Noriega por dos veces, doña Francisca de Pezo, Rosalía Jiménez, Dolores Sánchez, Margarita Pérez, Matilde Chumbe y su madre; y otras muchas personas de cuyo nombre no nos acordamos por el momento; y, además, se encuentran en la condición de perseguidos don Juan Olórtegui Villacorta, don César Alván, don Manuel Ríos, don Pedro Gardín, don Estanislao Naupari y otros.
Contra las citadas personas no ha existido, ni existe, motivo alguno legal para que se les haya extraído violando sus domicilios y se les haya privado de su libertad en forma tan atentatoria, así como también no hay causa para que se persiga a las otras mencionadas al final, pues el artículo 6º de la expresada Ley Nº 2223, dice a la letra: “Salvo casos de flagrante delito, nadie podrá ser privado de su libertad, sino por causa de juzgamiento o de aplicación de pena. En razón de la primera de estas causas las autoridades encargadas de cuidar el orden público podrán arrestar, con el objeto de conducirlo ante el Juez respectivo”.
Desde la noche del 27 de este mes están al corriente y son sabedores el señor Prefecto y el señor Alcalde o Presidente de la Junta de Notables de todos los atentados que se han cometido y se cometen contra el pueblo pacífico e indefenso por los inspectores y soldados del cuerpo de policía y por la cuadrilla municipal de la baja policía, a las ordenes de su jefe; y muy lejos de impedir tales atentados, día a día los estimulan en forma más odiosa y grave.-
Por tanto:
A Ud. Suplicamos, se sirva admitir el presente recurso, sustanciarlo y oportunamente declararlo fundado imponiendo a los culpables las penas a las que se han hecho acreedores.
Otrosí decimos: que, por no existir ya en esta ciudad más de cuatro abogados, que son los doctores Velazco, Ramírez del Villar, Morey y Burga Cisneros, no lleva este escrito autorización o firma de letrado, de conformidad con el artículo 140º de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Otrosí decimos: que se ha de servir Ud. señor Presidente, ordenar que el Subprefecto de esta provincia eleve al Superior Tribunal copia certificada de la lista de las personas contra las que ha dictado orden de detención y la cual lista se encuentra pegada en la puerta de la prevención de la Subprefectura.

Iquitos, 30 de enero de 1920

(firmado) F.E. Reategui.-Neptalí López.-Vicente Cornejo.-P.A. Gardín.-Israel Vela Dávila.-David A. Mestanza.-Pedro Villacorta.-César Alván.-Enrique G. Villacorta.-Felipe B. Arbildo.-Manuel A. Pinedo.-E.L. Zumaeta.-M. Puerta.-B. Ríos.-Antonio D. Bardales.-Manuel Octavio Villarán.-S. Vela.”

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

Con 41 electores se eligió sin ningún incidente la nueva junta directiva del José Pardo, para el periodo del 1 de setiembre de 1920 al 1 de setiembre de 1921. La junta directiva quedó conformada así:

Presidente- Meneleo Meza López
Vicepresidente- Manuel Vásquez Jares
Fiscal- José Antonio Rengifo
Tesorero- Carlos De Freitas
Secretario- Doroteo Arévalo
Bibliotecario- Carlos Documet
Vocales- Demetrio Gómez Meza
Francisco Silva Bartra
Julio Olórtegui
Adolfo Velásquez
Eduardo Noriega Rengifo

En sesión solemne y con asistencia de las principales autoridades locales y presidentes de los clubes deportivos, el Presidente de la Corte Superior de Justicia Dr. Wenceslao Pinillos Rosell, tomó el juramento de estilo.
En la misma actuación se otorgó los premios a los vencedores del campeonato de año nuevo.
Medallas de plata a Eduardo Noriega y Emilio Berger del José Pardo; José Reyes Flores y Gerardo Ayllón del Dos de Mayo.
Diplomas de honor a Julio Silva Bartra y Manuel Estévez Vidal.
Cruz de Malta de plata a los que habían acumulado mayor número de puntos en los campeonatos durante el año deportivo: Julio Silva Bartra y Eduardo Noriega del Pardo, y José Reyes Flores del Dos de Mayo.
Diplomas de honor a los miembros de la sección de gimnasia: Emilio Berger, Jorge y Eduardo Noriega, Manuel Burga Soto, Teofilo Cavaillier, Carlos Documet y Demetrio Gómez.
Diplomas de honor a los socios: Alfonso Bartra del Águila, Francisco Silva Bartra, Manuel Estévez Vidal y Miguel Villacorta.
Y por último diplomas recordatorios a los miembros de la Academia Musical de Iquitos, por su importante colaboración en la velada del 7 de junio de 1920.
La intensa actividad desplegada en el periodo anterior continuó en ritmo ascendente. La organización de la Confederación Sportiva, que había fracasado anteriormente y que se sentía como una necesidad para el gobierno de los clubes, empezó a tener visos de formalidad. Con este propósito y siempre a iniciativa del Loreto, cuyo presidente era el ingeniero Luís García Torres, se designó a los delegados del José Pardo que debían estudiar y planear su conformación. Ellos fueron José Antonio Rengifo, en su carácter de fiscal, Doroteo Arévalo y Emilio Berger; elección muy atinada por ser los elementos en quienes radicaba la organización del club en sus actividades legales, administrativas y deportivas.
Cuando fracasó el raid iniciado por Lecca, con el accidente en Chachapoyas, se unieron los tres clubes para proponer que la colecta Pro-Aviación que se estaba llevando a cabo, fuera encaminada a la compra de un aeroplano para serle obsequiado a Lecca.
También, siempre en colaboración, los tres clubes y otras instituciones locales, a iniciativa de José Meza López, se proyectó una manifestación para pedir al gobierno la construcción del ferrocarril al Marañón, que no llegó a realizarse porque las autoridades oficiales no prestaron el apoyo que necesitaba su organización, debido a una revuelta que estalló en la costa peruana.
En esta época la municipalidad empezó a planear el embellecimiento de la Plaza 28 de Julio, que hasta entonces de tal sólo tenía el nombre, con el propósito de convertirla en un parque digno del nombre. El Pardo en el temor de quedarse sin un campo de deportes empezó a estudiar la habilitación del terreno de la calle Pastaza, hoy Sargento Lores, que no reunía ni remotamente las condiciones, llegando a la conclusión de que resultaba muy costoso, aparte de que por haberse abierto la prolongación de una calle, el terreno quedaba dividido en dos parcelas, y ninguna de ellas tenía la extensión requerida para tal fin.
Felizmente lograron prorrogar la posesión de la Plaza 28 de Julio y empezaron a parcelar el terreno de la calle Pastaza para venderlo.
Siendo ya en este periodo cuando debía celebrarse el centenario de la Independencia Nacional, todas las instituciones locales proyectaron programas para celebrarlo dignamente. Entre otras actuaciones cívicas el José Pardo propuso la realización de un desfile deportivo, para cuyo efecto todos los socios de los clubes concurrirían con su respectivo uniforme. No pudo hacerse realidad el proyecto por la falta de colaboración de los socios, algo explicable, porque justo es advertir que aquel era un tiempo en que los deportistas adquirían todos sus implementos por sus propios medios, y la condición precaria de la mayor parte de ellos los incapacitaba para hacer un gasto sólo para tal actuación.
Con el mismo motivo, y a mérito de cumplir el Pardo 15 años de vida institucional, Meza lanzó la idea de escribir la historia del club, nombrándose para el efecto una comisión compuesta por Mario C. Tejada, Alfonso Bartra, Jorge Noriega Rengifo, Manuel Burga Soto y Carlos Documet; quien la cumplió en una forma sintetizada fue Doroteo Arévalo en un trabajo que tituló: “La vida deportiva de Loreto desde 1900”. Dicho trabajo desapareció y habría sido un valioso aporte al conocimiento de esa época olvidada.
Se proyectó también otorgar premios a los deportistas del año 1915 y por primera vez a los fundadores del club. Todo esto habría de efectuarse en el aniversario institucional.
Por influencia de la presidencia se declaró el local del club, sede oficial del Club de Tiro Iquitos Nº 136 y de la Brigada de Boy Scouts del Oriente Peruano, colocando sus respectivos escudos en la puerta principal y a ambos lados del escudo institucional.
También se aceptó la petición del Dos de Mayo para que los componentes de su sección de gimnasia hicieran sus prácticas y ejercicios con los del Pardo y a órdenes de Berger.
En la parte administrativa sólo hubo un incidente originado por la presidencia, la que sin autorización del directorio ni de la asamblea suscribió un diploma que los tres clubes deportivos otorgaban al comandante Jorge Esponda. Como la actitud de Esponda había sido negativa, o mejor dicho contraria a los intereses del José Pardo en dos oportunidades, según hemos narrado, al dar cuenta el presidente Meza, su procedimiento no obtuvo la aprobación que esperaba.
Después de larga discusión y sólo por atención a la presidencia, a la que se le reconoció “nobleza de sentimientos, generoso olvido a la ofensa y al daño, y elevado concepto de confraternidad deportiva”, se aprobó su procedimiento por 17 votos contra 11, dejando constancia de que se le negaba a Esponda, méritos para hacerse acreedor a semejante distinción.
Una prueba de la creciente prosperidad del José Pardo la constituye el hecho de que en la sesión del 27 de abril, fueron aceptados y juramentados 13 socios activos y 58 auxiliares.

El Club Loreto renovó su directiva el 12 de setiembre de 1920, y la presidencia fue desempeñada nuevamente por Germán Segura, vicepresidente resultó Gaspar Borges Da Cruz, secretario Teobaldo Medina, tesorero Fabio Casado, e instructor de juegos Alberto Burga Cisneros.
La transmisión del mando fue realizada con toda solemnidad y presidida por el prefecto Ruiz y Pastor, con la asistencia de delegaciones de los clubes Dos de Mayo y José Pardo.
El 20 de octubre se aprobó el cambio de uniforme del equipo de fútbol, que hasta entonces había sido pantalón blanco y camisa roja, por la camisa a rayas rojas y blancas, jugando con el Pardo en la Plaza 28 de julio su primer partido con este uniforme el 1 de noviembre de 1920.
El periodo presidencial de Segura no concluyó. Apenas dos meses después de haberlo iniciado se produjo un incidente que originó su renuncia.
Se vivía entonces una época de opresión y amordazamiento. Augusto B. Leguía y sus representantes se mantenían por la fuerza y todo acto o palabra que expresara la más ligera oposición era reprimido con prisión o deportación. Cualquiera acto o campaña que revistiera cierta duda era vigilado por la policía. En fin, era época de persecución y silencio para los opuestos al régimen y aún más para los que no fueran adictos.
Humberto Negrete, subprefecto e intendente de policía, y socio honorario del Loreto, por el parte de un oficial a su mando, que denunciaba haber visto ingresar al local del Loreto a los socios Germán Segura, Alberto Burga Cisneros y Rosendo Dávila, acompañados de Juan Olórtegui Villacorta, muy conocido por sus andanzas políticas, informó de esto a la prefectura, todo lo que llegó a conocimiento de los socios, y de la investigación de que eran objeto.
El Loreto se sintió más perseguido que ofendido, e injustamente por cierto, y Segura al saber del informe de Negrete, como amigo que era le pidió una explicación, la que Negrete absolvió diciendo que había sido un informe de rutina y ninguna acusación.
Cierta o falsa la respuesta, Segura, quizá previendo lo que pudiera suceder le pidió para el club una explicación por escrito, la que Negrete hizo brevemente en una tarjeta y con lápiz.
Como el incidente, o más bien el rumor de un complot había trascendido, los socios del Loreto se sintieron en peligro, y Segura para tranquilizarlos convocó a sesión y en ella explicó lo que había ocurrido, e hizo dar lectura la tarjeta de Negrete.
Después de acalorado debate en el que por minoría se aceptó la explicación de Negrete como una satisfacción, y se exigió que esta fuera por oficio, se retiraron más temerosos que ofendidos.
Dos días después Segura recibió una moción en la que se pedía reconsideración del acuerdo, firmada por Julio C. Rodríguez, Federico Arrarte Seguín, Ernesto Bernales, Casiano Braga, Enrique Zumaeta, León Michaud, Juan Eyzaguirre, Ernesto Vásquez Eguren, Manuel Rengifo, Gerardo Castro, Máx Vacalla y León Bendayán.
Segura remitió al vicepresidente Borges todos los documentos del caso y el oficio de satisfacción que ofreció Negrete, y acompañó su renuncia irrevocable, indicando que seguiría como socio activo cumpliendo sus obligaciones. Borges citó a sesión que esta vez fue más acalorada.
Como conclusión, o digamos acuerdo final, se despojó a Negrete de la investidura de socio honorario, se acordó dar a publicidad todos los documentos y que se pidiera a Segura que retirara su renuncia, lo que éste de ninguna manera aceptó, retirándose temporalmente de la actividad deportiva.

Monday, September 17, 2007

IMAGENES PARA EL RECUERDO


Equipo ganador de la Copa Esponda y Tarjeta de Oro donada por la Colonia China.

De pie, izquierda a derecha: Ramón Cisneros, Adolfo Vargas, Vicente Salas, Carlos Núñez, José Vallejos, Eduardo Noriega Rengifo, Jorge Noriega Rengifo, Benjamín Dávila, Manuel Estévez Vidal, César La Torre.
De rodillas: Miguel Villacorta, José Chapiama, Jorge Loayza.
Sentados: Julio Silva Bartra, Manuel Vásquez Jares, Meneleo Meza, Emilio Berger.
De rodillas: Ventura Salazar, Vicente Reyes, Arturo Pereira.
Sentados: José Villacorta, José Nicolás Flores, Pedro Villacorta, Julio G. Vergara, Alejandro Sinti, Juan Casanave.





Carlos Núñez, el inolvidable “Elefante” que sucediera en el puesto a Eduardo Noriega Rengifo, y desde 1925 y por muchos años fuera eje de la línea media y capitán del José Pardo.






IMAGENES PARA EL RECUERDO




Ángelo Ratteri llegó a Iquitos en el vapor “Manco ", en octubre de 1910.
Su primer partido de fútbol en esta ciudad lo jugó contra el equipo del mismo barco, el domingo inmediato a su llegada.
Este partido no consta en los archivos del “José Pardo.
Venía tan ansioso de hacer deporte, que trajo un juego de chompas de color negro, con las que posteriormente jugó algún tiempo el "José Par­do". En ese partido se estrenaron dichos chompas y los que la vistieron fueron: Gonzalo Colmenares, Enrique Zumaeta, Miguel Zumaeta, Manuel Dá­vila, Rubén Ramírez, Braulio Meza, Miguel Torres, Manuel Bardalez, José Chapiama, Julio Murrieta, y el mismo Ángelo Ratteri.
El partido fue ganado por los locales y se jugó en Morona Cocha. La fotografía de este equipo, en la que también están los visitantes, no muestra a Ratteri, porque fue este quien tomó la placa, según aseguran los de la época.






Monday, September 10, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO

ANECDOTARIO

Con el advenimiento del centenario de la creación de la primera bandera nacional, se organizaron varias actuaciones, entre ellas una velada literario-musical en el Teatro Alhambra, en la que intervino un coro que cantó el Himno Nacional. Las estrofas fueron cantadas por la señorita Rosita Macedo. El coro estaba constituido por: Augusto y Juan Teixeira, Juan Menacho, Jorge y Eduardo Noriega, Marciano Meza, Luís García Torres, César A. Rojas, Guillermo Pereira, Oscar A. Barco, Julio G. Vergara, Julio C. Rodríguez Burga, Roberto Vigil Osores, Federico del Águila, Manuel O’Donell, Carlos R. Zubiate, Carlos Documet, Benedicto Arévalo Rodríguez, César A. Estrella, Carlos de Freitas, Alfonso Bartra, Víctor M. Feijoo, Manuel Burga Soto, Emilio Rojas, Jerónimo Pereira, Meneleo Meza López.
Como se puede observar estaba lo más granado de la juventud de aquella época, que militaba en distintos clubes deportivos, pero que a la hora de un acto cívico se unían en un solo grupo para liberar su unción patriótica.

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En cierta oportunidad llegó a esta ciudad un luchador profesional sirio de nombre Salim Salles, que ostentaba ocho medallas como prueba de sus triunfos en la lona.
Su primer encuentro fue de exhibición y lo sostuvo con el dirigente y deportista Eulogio Pérez. La exhibición no despertó gran interés en el público, y el sirio lanzó un reto a la juventud deportiva de Iquitos, por intermedio de la prensa, invitando a una lucha formal.
Manuel Estévez Vidal estaba en la plenitud de su vigor físico. Era campeón invicto de lanzamiento de la bala, y donde ponía su marca ninguno de sus competidores llegaba. Los amigos del club lo entusiasmaron y aceptó públicamente el desafío.
El encuentro se realizó en el Teatro Alhambra, y en él, a la técnica del sirio, Estévez opuso su extraordinario vigor físico, logrando escapar Salles a la derrota sólo merced a su experiencia. Se declaró empate. En el segundo encuentro, que ya el sirio temía por haber sentido la presión de los fornidos brazos de Estévez Vidal, mañosamente entró a la lucha con el cuerpo engrasado, y durante ella Estévez no lograba hacer presa en él. Se volvió a declarar empate.
El sirio, que más que todo buscaba la parte económica, le pidió a Estévez un tercer encuentro; ante el desafío éste le contestó: “Está bien. Yo lo acepto, pero tiene que ser en la arena del Athletic y bien bañaditos en la ducha que allí hay, para estar limpios”.
El sirio no aceptó la condición.

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A Miguel Villacorta le llamaban “Culebrilla” porque tenía la habilidad de esquivar a los contrarios con raras cabriolas en zigzag. También se daba maña para utilizar las manos al mismo tiempo que las rodillas, sin que el árbitro lo notara.
En cierto partido con Loreto avanzó en esta forma, y utilizando las manos llegó a introducir la bola en el arco que estaba defendido por "Manduca"
El árbitro sancionó gol. Los defensas de Loreto reclamaron, "Manduca" protestó, y al ver que el fallo se mantenía, los hermanos Vacalla y el mismo "Manduca", en lugar de arremeter contra el árbitro, como se habría hecho en estos tiempos, trataron de coger a Villacorta para vengarse, lo que no pudieron conseguir, porque éste huyó de la cancha hasta que se tranquilizaran los ánimos.

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El atletismo, que siempre fue factor principal en los triunfos del José Pardo en los campeonatos, le había colocado a la cabeza en la disputa de la Estatua Leguía con 24 puntos, contra 19 del Loreto.
Y faltaba para terminar el campeonato, sólo un partido justo con Loreto, por el cual según las bases, el vencedor se adjudicaría 6 puntos. El empate valía 3 puntos, y al Pardo le bastaba empatar para ser el ganador de la estatua.
Con ese ánimo entraron a la cancha, y en realidad todo hacía suponer que el resultado sería el empate, no obstante la gran pujanza que Loreto ponía en el encuentro.
Pero sucedió lo fatal, y esto corrió a cargo de Benjamín Dávila. En los minutos finales inexplicablemente cometió un hand penal, por el que ni se podía protestar. Ante la expectación general, Pedro Villacréz, que recién se estaba iniciando, se quitó el zapato para ejecutar la pena.
Y fue gol.

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Eduardo Noriega Rengifo fue socio “supernumerario” desde 1911, cuando aún estaba como alumno en el Centro Escolar Nº161. Jugaba en los equipos inferiores, cuando en 1916 se produjo la deserción del primer equipo del José Pardo, pero aún así no tenía oportunidad.
Una tarde, el centro half Donayre se lesionó en un partido con Dos de Mayo. El suplente nominado en el “desafío” para sustituirlo no había asistido, y el único uniformado en la cancha era Noriega.
Le hicieron ingresar, y su actuación fue tan brillante que cosechó muchos aplausos del público. Tenía 15 años.
Desde entonces se hizo titular del puesto. Practicaba gimnasia en aparatos y fue instructor de esta sección desde 1919. Practicaba atletismo y su especialidad fue el salto con garrocha, en la que llegó a los 3 metros con toda soltura. Saltaba con zapatos de calle y su técnica era puramente intuitiva.
Quizá hubiera podido mejorar su marca, pero por un lado, su único competidor con la misma altura era Emilio Berger, pues los demás se quedaban en los 2.80, y por otro los postes sólo tenían tres metros de altura. El último salto lo hacían ambos colocando la varilla sobre los extremos de los postes.
No se exigían ambos, porque siendo del Pardo, lo único que buscaban en las pruebas era acumular puntos para los campeonatos.
Jugó en el primer equipo hasta 1925, en que cedió el puesto a Carlos Núñez, el inolvidable “Elefante”.

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Miguel Villacorta se inició como la mayor parte de los futbolistas y atletas de esa época en el Centro Escolar Nº 161. En 1913 ingresó al José Pardo como “supernumerario”, y al no ser incluido en el primer equipo como había pensado que sucedería, se sintió postergado y sin decir nada a nadie se pasó al Dos de Mayo, jugando en éste su primer partido el 1 de enero de 1914, contra el José Pardo.
Estuvo en Dos de Mayo hasta principios de 1915, cuando volvió al Pardo. En agosto de 1916, cuando desertó en masa el equipo del decano, Villacorta pasó también al Loreto.
Hasta 1917, jugaba unos meses en Loreto y otros en José Pardo, sin renuncia ni nada por el estilo, con gran disgusto de los directivos, que lo solapaban por sus habilidades y por su carácter entusiasta y despreocupado.
Pero tanto abusó, que al final cuando por primera vez quiso hacer las cosas formalmente, al renunciar del Loreto, su renuncia no fue aceptada y sí decretada su expulsión, y su solicitud de ingreso al José Pardo tuvo mucha resistencia, logrando su aceptación en éste después de tres sesiones y un largo va y viene de la junta general a la junta directiva en forma casi antirreglamentaria.
En 1919 fue castigado por Berger con suspensión indefinida, y pretendió, con el segundo equipo al que había soliviantado, fundar el A.C. José Pardo Nº 2, pero sus amigos le convencieron de la inutilidad de su propósito y dándose por vencido solicitó amnistía.
Berger inflexible mantuvo la decisión de la dirección técnica, y sólo cuando viajó a Alemania, la junta directiva reconociendo los méritos de Villacorta por un lado, y la justicia del castigo por el otro, sin acuerdo ni nada parecido olvidó el castigo y lo reincorporó a las actividades.
Miguel Villacorta jugaba y actuaba en los otros clubes por su inquietud y rebeldía innata, pero en el fondo jamás dejó de ser del José Pardo, y esas fugaces escapadas de “hijo pródigo” sólo servían para reafirmar su cariño por el Pardo. Alejado de la práctica del deporte, en juntas directivas muchos años desempeñó el cargo de maestro de ceremonias con todo acierto.

Wednesday, September 05, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

Por eso causó profundo desagrado recibir posteriormente una nota del comandante Esponda en la que decía que: “por la reclamación del Loreto, presentada al jurado por el mismo secretario Mario C. Tejada, que había entregado el trofeo y declarado campeón al José Pardo, él declaraba anulado el fallo del árbitro y desconocía los 6 puntos que se adjudicaba al Pardo por el abandono del Dos de Mayo”.
La decisión, en respuesta, tomada por el Pardo fue tajante. “No devolver el trofeo, negarse a concurrir a ninguna prueba para disputarlo” y, plantear la creación de un “tribunal arbitral que juzgara el caso”.
Tal tribunal se creó con la intervención del alcalde Conrado Sarmiento y otros caballeros, el que falló algunos meses después a favor del José Pardo.
A pesar de todos estos incidentes, que ponían de manifiesto la intemperancia de Loreto o de sus dirigentes, se aceptó su invitación para intervenir en la disputa de la Estatua Leguía, muy especialmente porque el evento tenía fines políticos, y no se podía eludir dada la época que se vivía.
El campeonato por la Estatua Leguía fue organizado por el Loreto, con motivo de la celebración de su duodécimo aniversario de fundación.
El origen de este famoso trofeo fue ajeno a las lides deportivas y nadie imaginó que tal origen diera lugar a una competencia y un premio de tal significación.
Ya se vivía la inquietud de la celebración del centenario de la independencia nacional pese a faltar un año, y los clubes trataban de superarse en todos los terrenos. Meza en el José Pardo, Luís García Torres en el Loreto, y Sebastián Gendrau en el Dos de Mayo propiciaban toda actividad que la hiciera resaltar.
Las autoridades locales acogieron la iniciativa de erigir un monumento al héroe de Huamachuco y decidieron que el sitio más indicado era la Plaza Leoncio Prado, que hasta el nombre ya tenía. Esta Plaza, que como hemos dicho, hoy ocupa el Jardín de la infancia Nº 127, gracias a los esfuerzos del Loreto había dejado de ser un baldío entregado por la municipalidad, pasando a ser un sitio céntrico y concurrido, sobre todo en los domingos por los eventos deportivos; tenía una buena galería y se habían construido muchas viviendas.
La noticia consternó a los socios del Loreto, y al verse en peligro de perder su cancha de deportes, movieron todos los resorte imaginables; elevaron un memorial al presidente de la República D. Augusto B. Leguía, a quien habían hecho presidente honorario un año antes, y designaron su delegado en Lima a Carlos A. García Méndez. En Iquitos el Dr. Vicente H. Delgado se encargó de las gestiones y su activa campaña dio como resultado el olvido del proyecto.
Pero el resultado más halagador fue que el presidente Leguía, político muy fino y sagaz, aprovechó para agradecer la designación de presidente honorario, ofreció su decidido apoyo a la adquisición de un terreno para reemplazar el que estaba en litigio, y remitió por intermedio de la prefectura dos estatuas para ser disputadas en un campeonato.
Loreto preparó las bases e invitó a sus congéneres José Pardo y Dos de Mayo al evento. Las bases señalaban sólo una estatua como premio, motivo por el que Héctor Espinar “El papi”, y Alejandro Vela Estrella protestaron, apoyándose en la comunicación recibida del presidente Leguía, que señalaba las dos estatuas como trofeo.
Luís García Torres trató de explicar la determinación, indicando que fue tomada para el caso de que la suerte fuera adversa para el Loreto, en el que quedaría una estatua como recuerdo, decisión que no quisieron admitir Espinar ni Vela, contra la opinión de la mayoría, y pidieron que constara su voto en contra, amenazaron no pagar en lo sucesivo sus cuotas mensuales y extraordinarias, y hacer aclaraciones en la prensa local.
Pero nada de eso sucedió. Se efectuó la competencia disputándose una de las estatuas que la ganó ajustadamente Loreto en atletismo, regatas y fútbol de primeros y segundos equipos. Loreto hizo 25 puntos, José Pardo 24 y Dos de Mayo 7.
El jurado estaba constituido por Guillermo Cockburn, Samuel Torres Videla y Julio Zamora, todos del Loreto. El José Pardo designó al doctor Mauro Delgado Morey para asistir a la mesa del jurado, pero este no le reconoció personería infiriéndole casi un desaire, que tuvo que pasarse por alto para evitar más rozamientos, pues aún frescos estaban los otros incidentes y el momento político no era propicio.
Esta fue la última competencia del periodo institucional 1919/1920 del Pardo.
Durante todo el periodo José Pardo jugó 22 partidos de fútbol con los 4 equipos de fútbol; 9 el primero, 6 el segundo, 4 el tercero, y 3 el cuarto. De los 9 del primer equipo 5 fueron con Loreto, ganando 3, perdiendo 1 y empatando 1; y 4 con Dos de Mayo, ganando 3 y perdiendo 1.
Al finalizar el año tenía el club 268 socios clasificados así: 12 honorarios, 166 activos y 90 auxiliares, de los que 53 activos y 26 auxiliares ingresaron en este periodo institucional.
Una nota que pone de relieve la mentalidad de la presidencia en relación con los incidentes producidos en los campeonatos, es esta, que fue leída en su memoria anual: “con los otros centros (se refería a los deportivos) la relaciones no han tenido sino alteraciones momentáneas, especialmente con el Loreto, debido casi siempre al calor de la lucha; las mismas que se han limado y puesto en el plano de la equidad tantas veces como han surgido estas pequeñas disensiones”…Y después de otras apreciaciones concluía: “… en suma, nuestras relaciones, amistosas como deben ser”.

Monday, September 03, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

Lo mismo sucedió en el partido final con Loreto. Por la oscuridad se suspendió el partido faltando 20 minutos y ganando el Pardo por 1 a 0. Loreto pidió la anulación del partido alegando irregularidades. El teniente Luque, árbitro del encuentro, por disposición del jurado presentó un informe, y ante éste, el jurado dispuso que se jugara de nuevo.
Aquí surgió otra reclamación. Las bases habían determinado dos fechas; una en la Plaza Leoncio Prado, y la segunda en la 28 de Julio, pero, por la repetición del segundo tiempo entre Dos de Mayo y José Pardo que se jugó en la Plaza 28 de Julio, la segunda fecha programada se jugó en la Plaza Leoncio Prado, debiendo jugarse la última fecha, o sea, el partido anulado José Pardo-Loreto, según la teoría del Pardo en la Plaza 28 de Julio.
Loreto opinaba e insistía en lo contrario. El jurado no acertaba a resolver la situación, y como determinación final, en sesión, José Pardo acordó ratificar su aceptación de anulación del partido y jugar de nuevo pero sólo en la Plaza 28 de Julio, y como una bravata muy propia de aquel tiempo agregaba que “podía jugar con el Loreto; con un combinado Loreto-Dos de Mayo, o con los dos en diferentes partidos, adjudicándose en el primer caso 3 puntos al Loreto si ganaba; 3 puntos a cada uno si ganaba el combinado, y los mismos jugando separadamente si ambos ganaban, en el tercer caso.
Como se nota era una decisión y una respuesta muy propia de aquella época de apasionamiento deportivo, que casi rayaba en fanatismo; pero hay que advertir que José Pardo sabía que en ninguno de los casos, perdiendo los partidos perdía el campeonato, pues ni Loreto ni Dos de Mayo con esos puntos podría siquiera igualarlo; porque antes del partido la puntuación era la siguiente: José Pardo 34, Dos de Mayo 18 y Loreto 5. Además el equipo del José Pardo estaba en su mejor momento.
Se añadía en la contrapropuesta como conclusión final, que si no se aceptaba su condición de jugar en la Plaza 28 de Julio, el caso lo decidiría un tribunal de honor. Así fue resuelto, y unos meses después éste tribunal falló a favor del José Pardo concediéndole 37 puntos, ante la negativa del Loreto de presentarse a la cancha de la Plaza 28 de Julio.
A pesar de estos incidentes se organizó el campeonato por la Estatua Esponda, que sólo se reducía a partidos de fútbol. Obsérvese que se trata de la Estatua Esponda y no de la Copa Esponda, que es otro trofeo del mismo comandante Esponda, pero de época posterior.
Las bases de este torneo fueron un tanto caprichosas y la organización del certamen corrió a cargo del Dos de Mayo que recibió el obsequio. Se establecía en ella una eliminación no determinada por sorteo entre José Pardo y Loreto, para que el vencedor jugara la final con el Dos de Mayo. Luego se establecía que los partidos eliminatorios o finales fueran dos y que ambos debían ser ganados para clasificarse como campeón. No eran válidos un empate y una victoria, ni menos una victoria y una derrota. Como se ve, algo de difícil realización, o por lo menos una lucha de nunca acabar dada la paridad de los tres equipos.
El presidente del Dos de Mayo, Jesús Gendrau, ante una impugnación de las bases por el José Pardo, contestó por oficio lo siguiente: “Si las bases se han hecho un poco fuertes, ha sido para poder ver la lucha en el campo de fútbol y mostrar la pericia de los jugadores que presente cada institución”.
Y el torneo se inició el 1 de febrero con la eliminatoria Loreto-José Pardo, actuando como árbitro Luís Alfonso Navarro Cauper. Ganaba José Pardo por 1 a 0 faltando 15 minutos para finalizar el partido, cuando se produjo un entrevero en el área del Pardo, y el capitán del Loreto pretendió que la bola había pasado la raya del gol y reclamó al árbitro, quien naturalmente no admitió el reclamo. El escándalo subió de punto y Loreto abandonó la cancha, afirmando sus dirigentes que se retirarían del torneo.
Dos de Mayo como organizador hizo todas las gestiones posibles para evitar la deserción de Loreto, y al fin logró convencerlo, pero con la condición de que los minutos que faltaba se jugaran con otro árbitro. Se aceptaron sus condiciones y se jugó un nuevo partido de noventa minutos en el que los quince minutos que faltaban debían ser los últimos del partido. Se jugó el 8 de febrero y el árbitro fue Pablo Polianich.
Al entrar a los quince minutos que completarían al partido anterior, José Pardo ganaba 3 a 2; según el informe de Emilio Berger, “con la manifiesta hostilidad del árbitro” cuya parcialidad se hizo más evidente en los últimos minutos, dando la clara impresión de estar buscando el empate para el Loreto.
Fue entonces cuando Pablo Polianich castigó un penal al defensa Pedro Villacorta, según Berger, “imaginario”, ante la estupefacción de los jugadores y el público.
Protestó Berger como capitán del equipo pero inútilmente como era de esperar. Se ejecutó el tiro y se hizo gol. En los restantes minutos los defensas del Pardo “indignados ante semejante desvergüenza que el público pifiaba” (Berger), no opusieron resistencia a la delantera del Loreto, quienes hicieron tres goles más. Agregaba Berger en su informe al club: “no di la orden de abandonar el campo para no dar el triste espectáculo que dio Loreto en el partido anterior” y concluía el informe solicitando permiso para retirarse del torneo.
José Pardo pidió a los organizadores la designación de un jurado para evitar más incidentes, pero no se atendió su pedido, y ante esta negativa abandonó el certamen que fue ganado por Dos de Mayo como se había previsto.
El equipo del José Pardo estaba formado por José Vallejos, Pedro Villacorta, Jorge Noriega, Augusto Montani (Sisibuto), Eduardo Noriega, Benjamín Dávila, Vicente Salas, Alejandro Sinti, Miguel Villacorta, Manuel Estévez Vidal, Emilio Berger, Ángel Delgado Calampa, y Raimundo Hora.
Esto no obstante, José Pardo concurrió al Campeonato Municipal de Fiestas Patrias, en el que tampoco podrían faltar los incidentes. Ya en previsión de ellos se había designado un jurado que estaba presidido por el comandante Esponda, actuaba como secretario Mario C. Tejada, y su tercer miembro era Sebastián Gendrau, presidente del Dos de Mayo.
Con la amarga experiencia de las bases anteriores en lo referente al fútbol, se estableció que los partidos en triangular dieran 6 puntos a los ganadores y 3 a los empatadores. Dos de Mayo había perdido ya con Loreto y llegaron a la última fecha, incluidos los puntos del atletismo, José Pardo con 19 puntos, Loreto con 14, y Dos de Mayo con 3.
Cuando el 30 de julio se disponían a jugar su partido José Pardo y Dos de Mayo, jugadores y dirigentes del Loreto invadieron la cancha, alegando que Dos de Mayo ya no tenía nada que hacer en el torneo y trataron de impedir la realización del encuentro. Efectivamente aunque ganara Dos de Mayo siempre quedaba en el último puesto. En cambio José Pardo que tenía 19 puntos, si acaso perdía el partido con Loreto, éste llegaba a 20 y ganaba el primer puesto. Loreto confiaba que no jugando el Pardo con Dos de Mayo se anularían los 6 puntos, siendo en este caso indiscutible su triunfo y la conquista del campeonato.
La soberbia llegó a tanto que copiando las bravatas del José Pardo, Loreto desafío a los dos equipos juntos.
Los dirigentes del Dos de Mayo, en un gesto de comprensión y para no entorpecer la situación, admitieron que jugara Loreto con José Pardo y abandonaron la cancha, y Loreto aceptando la designación de Carlos Zubiate como árbitro, formó su equipo.
A los pocos minutos de iniciado el partido el árbitro castigó un penal contra Loreto, fallo que originó la más airada protesta de los jugadores que amenazaron con maltratar al arbitro, que tuvo que ser protegido por la policía, suspendiéndose el partido para el domingo siguiente. Pero ese día, ya con el equipo formado en el campo, Loreto se negó a jugar mientras no se anulara el castigo impuesto por el árbitro.
Como el Pardo tenía todas las posibilidades de ganar aceptó la condición, y el árbitro llamó de nuevo a los equipos, pero Loreto insistió en no jugar estando en la cancha. El árbitro advirtió que daba un plazo de 25 minutos a Loreto, y en caso de no jugar declararía vencedor al José Pardo.
Vencido el plazo, el árbitro declaró ganador al José Pardo. En el mismo terreno el secretario del jurado declaró vencedor a éste con 19 puntos, e hizo entrega del trofeo proclamándolo campeón.

Monday, August 20, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

El incidente más notable de la época en la administración interna que demuestra cuan alto era el concepto de la disciplina, muy especialmente entre los dirigentes del José Pardo, fue protagonizado por Miguel Villacorta, sargento de sport según la organización del club, encargado de la preparación de los equipos de fútbol, su organización, conservación y cuidado del material deportivo, en el que se centralizaba, todo lo referente al fútbol, de suerte que intervenía en la conformación de los equipos. Era el centro delantero del primer equipo y sus actuaciones eran decisivas; en fin, era el hombre clave.
Había un partido importante que el primer equipo tenía que definir con el Dos de Mayo por la disputa de una medalla, y algunos de sus jugadores titulares estaban ausentes, debiendo estos ser reemplazados por los del segundo equipo.
Pero sucedió que Dos de Mayo conocedor de esta circunstancia, a última hora, “desafió” también al segundo equipo para la misma fecha. La capitanía de sport aceptó la invitación porque desconocía dicha circunstancia, y aunque Villacorta le hizo notar al capitán Berger, muy tarde, el riesgo de que el primer equipo perdiera por no contar con suplentes, Berger mantuvo la decisión de que jugaran los dos equipos la misma tarde.
Por supuesto que la solución era poner a los del tercer equipo como suplentes del segundo, pero Villacorta entendió que era probable que ambos equipos perdieran por estar mal conformados. En cambio jugando sólo el primero, aparte de que podría ganar, de perder, sólo era un equipo el que perdía.
Considerando esto se le ocurrió no presentar el segundo equipo, para lo que convenció a los jugadores con las razones expuestas, y por la gran influencia que tenía sobre ellos consiguió que no se presentaran más que los que tenían que reemplazar a los ausentes.
Sucedió como lo había previsto Villacorta: el primer equipo ganó, pero Berger, que llegó a saber cuál había sido la razón por la que no se presentó el segundo, la consideró como un atentado a la disciplina, falta de moral y acto subversivo de los jugadores, de todo lo que hizo único responsable a Villacorta por su calidad de dirigente, y quien trató de ocultar su intervención.
Y expidió el siguiente Decreto:
“La capitanía de sport del Athletic Club José Pardo; considerando que la mayoría de los jugadores del segundo equipo se han negado terminantemente a tomar parte en el match de fútbol que debía efectuarse el domingo 28 del presente en la Plaza 28 de Julio, con el segundo equipo del Dos de Mayo, que se presentó completo al campo;
“Que con este acto de insubordinación el buen nombre y prestigio del club ha sufrido considerablemente ante las demás instituciones hermanas;
“Que el principal causante y cabecilla de esta rebelión ha sido, según hechos comprobados, el socio auxiliar Miguel Villacorta, y teniendo en cuenta los antecedentes, decreta como medida disciplinaria:
“Queda separado de la institución, desde la fecha, el socio auxiliar Miguel Villacorta”
“Pase a la presidencia para sus fines”. (firmado) Emilio Berger.
Ante el castigo-que Villacorta consideraba injusto y excesivamente duro, ya que suponía una expulsión, dado los motivos que le habían impulsado, y que se consideraba como rebelión-presentó una carta solicitando reconsideración del castigo o disminución de la pena impuesta.
Hacía notar en ella cuánto representaba en el club su aporte como jugador, como miembro de la comisión de sport y, como organizador de los cuatro equipos de fútbol; pero la capitanía de sport se mantuvo inflexible y sólo gracias a la intervención de otros dirigentes, apenas pudo conseguir que la pena tuviera carácter de suspensión, según se ve por el decreto expedido en contestación a la solicitud de reconsideración.
Decía así:
“Señor Miguel Villacorta: en contestación a su oficio del 30 de presente, le comunico que, después de estudiar minuciosamente el incidente ocurrido, he resuelto cambiar el decreto de esta capitanía en la siguiente forma:
“El socio auxiliar y sargento de sport Miguel Villacorta queda destituido de su cargo y separado del juego del fútbol y los demás ejercicios deportivos. Este decreto no se anulará ni cambiará de ninguna manera, porque el caso es demasiado grave. Personalmente siento, quizá más que nadie lo ocurrido, justamente porque sus aseveraciones respecto de su labor desinteresada dentro de la comisión de sport son muy ciertas, pero ante el imperativo categórico del deber, deben ceder todos los impulsos sentimentales. Mientras yo esté de capitán, preferiré sacrificar, si fuera necesario una docena de jugadores, antes de permitir que se derrumbe por completo el frágil edificio de nuestra organización y disciplina”.
Y Miguel Villacorta tuvo que cumplir su castigo con la aprobación de la directiva, y sólo volvió a la actividad cuando Berger partió para Alemania en viaje de vacaciones. Cabe hacer notar, que en vísperas de la última fecha del campeonato de año nuevo, la presidencia solicitó una amnistía en su favor para que pudiera actuar, negándola Berger en plena asamblea. Antes de su partida, le fue concedida a Berger una medalla de oro en mérito a su destacada labor como dirigente, deportista y organizador de la sección de gimnasia que tan óptimos frutos estaba dando.
Las actividades deportivas fueron intensas y matizadas de incidentes. Aparte de partidos de fútbol realizados el 9 de noviembre entre primeros y segundos equipos de José Pardo y Loreto, en que ganaron el segundo del Pardo por 3 a 1 y empataron a 0 los primeros, y entre segundos, terceros y cuartos con el Dos de Mayo cuyos resultados fueron la victoria del Dos de Mayo en segundas por 2 a 1, y en terceros y cuartos del José Pardo por 5 a 1 y 2 a 0 respectivamente. Se realizaron cuatro certámenes con pruebas de pista y campo, individuales y colectivas, además de fútbol.
El primer campeonato fue el de año nuevo, el segundo el de la Estatua Sponda, el tercero se denominó Campeonato Municipal, en el que se disputó la Estatua Municipal, y el cuarto el campeonato por la Estatua Leguía, obsequio del entonces presidente de la república D. Augusto B. Leguía al Loreto.
Se había tratado de organizar un certamen para el 12 de octubre de 1919 pero fracasó.
El campeonato de año nuevo debía realizarse el 25 de diciembre de 1919 y el 6 de enero de 1920. Según las bases cada club participante debía proponer tres pruebas atléticas, además de la carrera con banderas y el fútbol. Loreto propuso carrera con vallas, 100 metros planos y lanzamiento de la bola de cricket; Dos de Mayo propuso salto alto, salto con trampolín y carrera de resistencia, y José Pardo salto alto y largo con garrocha, y levantamiento de pesas (barra de discos).
Como se puede observar, sin mencionar la carrera de resistencia, que así se denominaban todas las carreras de más de 400 metros con inclusión de ésta, había tres pruebas muy originales: el salto con trampolín, que era un salto alto para el que se ayudaba al impulso con una rampa de madera; el lanzamiento de la bola de cricket o base ball hacia delante y tomando impulso a la carrera, y el salto largo con garrocha en el que se trataba de conseguir distancia y no altura.
Es conveniente advertir que la proposición de las pruebas se hacía calculando las posibilidades de los especialistas en cada club, para ganar los primeros puestos. Así, por ejemplo, en el Dos de Mayo el salto con trampolín era una fija para José Ayllón, lo mismo que para Loreto el lanzamiento de la bola de cricket que tenía un socio, cuyo apellido nunca se supo si era Caquetá o simplemente un mote que le aplicaron. Lo inexplicable era que el José Pardo propusiera salto largo con garrocha, porque era Loreto el que tenía la mejor opción con Teobaldo Medina y Fabriciano Vela.
Las pruebas atléticas se desarrollaron sin mayores incidentes, pero el fútbol como siempre fue el más discutido.
El partido eliminatorio que por sorteo enfrentó al José Pardo y Dos de Mayo el 25 de diciembre, fue suspendido a causa de un incidente, al anotar el Pardo un gol tres minutos antes de finalizar el partido y que lo ponía en ventaja de 3 a 0. Dos de Mayo presentó una reclamación para anular todo el partido, pero el jurado decidió que se anulara sólo el segundo tiempo, habiendo quedado el primero 2 a 0. Se jugó ese segundo tiempo el 1 de enero de 1920 y el resultado final fue la victoria del José Pardo por 5 a 0

Monday, August 13, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

El periodo institucional que comenzó el 1 de setiembre de 1919 hasta el 1 de setiembre de 1920, se inició con la consabida sesión solemne que tuvo que realizarse en privado por enfermedad del presidente electo, quien con gran esfuerzo concurrió a la ceremonia.
El directorio se conformó así:

Presidente: Meneleo Meza López
Vice-presidente: Ladislao Serrón Torres
Fiscal: Juan B. Rojas Torres
Tesorero: Emilio Berger Sigel
Secretario: Doroteo Arévalo Bernales
Pro-secretario: Pedro Pablo Lozano
Vocales: Santiago Flores Pinedo
Leoncio Burga Pippo
Marciano Meza López
Jorge Noriega Rengifo
Carlos Documet Muñoz

Fue de intensa actividad administrativa, cultural y deportiva, y notable por los continuos incidentes que se produjeron entre los tres clubes.
Entre las actividades culturales merece especial mención la realización de una velada literaria-musical-artística realizada en el Teatro Alhambra el 7 de junio de 1920, en la que, además de los socios y las secciones gimnásticas del club, colaboraron con entusiasmo y desinterés socios de los otros clubes y la Academia Musical de reciente formación, cuya dirección estaba a cargo del profesor Lorenzo Luján Darjòn. La orquesta de la Academia estaba formada por Doroteo Arévalo, José Antonio Rengifo, Ernesto Vásquez Eguren, Isauro Cabrera, Alejandro Vela Estrella, entre otros.
El éxito artístico de la velada fue notable y el resultado económico arrojó un saldo neto de S/. 549.23 que incrementó la caja del club. En esta velada se estrenaron las marchas de Loreto y Dos de Mayo; la primera compuesta por el mismo autor del de José Pardo, profesor Manuel Mattos, director de la Asociación Recreativa Lusitania, y la segunda por el maestro Lorenzo Luján. Una verdadera alternativa musical.
El 11 de junio se aprobó el traslado de la sede social del club al edificio que actualmente ocupa, y que entonces era propiedad de don José Altimira Motta. La proposición tuvo cierta resistencia porque muchos socios alegaron que el club aún no tenía respaldo económico para afrontar con puntualidad el pago de los S/. 40.00 de alquiler, después de un prolongado debate y con la garantía ofrecida por Meza y Berger de hacerse responsables mediante un contrato, se logró su aprobación.
El 17 de junio se efectuó la mudanza que habría de ser la última y, tampoco esta vez, tuvieron la necesidad de hacerla clandestinamente. Todo fue arreglado con la debida formalidad, pero, eso sí, todos los socios trabajaron en la mudanza y de inmediato pusieron en actividad el local, en cuyo interior había un canchón techado, de condiciones optimas para instalar el gimnasio. Berger así lo había notado y solicitó la aprobación de los gastos necesarios para dejarlo expedito. La partida fue de S/. 100.00 y con ellos logró convertirlo en el mejor gimnasio del que se tiene recuerdo en esta ciudad. Se llenó de arena el canchón, se instalaron otros aparatos además de los que había, y pronto todo este esfuerzo habría de dar sus frutos.
Estimulados por este ejemplo, Loreto y Dos de Mayo instalaron también sus salas de gimnasia y crearon sus secciones respectivas. El local del Loreto estaba entonces en la segunda cuadra de Raimondi, en una casa llamada “La gallina” nombre que le quedó del establecimiento que lo había ocupado. El Dos de Mayo que se sentía impulsado a marchar al mismo ritmo, abrió su local donde estuvo el cine Bolognesi. La casa era de don Juan Pinto júnior, conocido deportista, mejor amigo, y destacado puntal del Dos de Mayo, encargándose él mismo de dotarle a la casa de las instalaciones para un gimnasio completo.
De este modo los muchachos de la Plaza 28 de julio podían elegir entre el Pardo y Dos de Mayo para sus ejercicios gimnásticos. Pues el ingreso era completamente libre, y siempre había instructores prestos a dar las indicaciones convenientes.
El gimnasio del José Pardo tenía secciones organizadas, además de una especial para espectáculos y exhibiciones; por esta razón José Reyes Flores del Dos de Mayo, que era un magnifico gimnasta formaba parte de la sección del Pardo para las actuaciones públicas, y concurría a los ejercicios que se practicaban bajo la dirección de Berger.
Para iniciar las actividades en el nuevo gimnasio del club, se organizó una ceremonia de bendición para la que fueron designados padrinos los doctores Wenceslao Pinillos Rosell y Matías Ferradas, con sus respectivas esposas, quienes después solicitaron ser considerados como socios.
En este mismo periodo se empezó a desarrollar un ciclo de conferencias en las sesiones de asamblea general, a cargo de los miembros de la junta directiva. La primera fue sustentada por Meneleo Meza quien dio la iniciativa, y tuvo por título “La salud, pedestal de la felicidad humana”, y continuó con otra “Influencia de la sociabilidad en el progreso de los pueblos”. Siguió Serrón con el tema “Futura Federación Sportiva de Loreto”. Continuó Rojas Torres con “El deporte fuente de confraternidad humana”, concluyendo Doroteo Arévalo con el tema “Cómo nació el deporte en Loreto”
A juzgar por el título los temas debieron ser interesantes. Bástenos decir que la concurrencia a las sesiones-conferencia era nutrida y la misma ubicación del local, hacía que aún en la calle hubiera oyentes, tal como sucede hogaño cuando se realizan bailes y fiestas juveniles.
Fue también en este periodo cuando se organizó en forma documentada la categoría de socios auxiliares, quienes empezaron a pagar treinta centavos mensuales, que se destinaron al mantenimiento del gimnasio, encargándose de la cobranza Benjamín Dávila, bajo el control de la tesorería.

Wednesday, July 18, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

ANECDOTARIO

Un incidente digno de recordar en el Loreto, fue el protagonizado por Máximo Vacalla, que actuaba como instructor de juegos y capitán del segundo equipo de fútbol. Arrastrado por su deseo de cooperación aceptó la misión de ayudar al tesorero en la cobranza. Como no faltan en las instituciones sujetos mal intencionados e inclinados a tergiversar las cosas, alguien difundió la especie de que Vacalla estaba no sólo usurpando las funciones del tesorero, sino incurriendo también en malversación de fondos, por el hecho de que pagaba las cuentas del club, con el producto de la cobranza.
La presidencia recibió la denuncia y celosa de sus funciones la pasó a la comisión fiscal, la que sin la investigación del caso presentó un informe sin fundamentos y un tanto vago, que en la sesión, algunos malos compañeros trataron de utilizar en contra de Vacalla.
En el curso del debate se aclaró, con la rendición de cuentas, presentada allí mismo por Vacalla, que si bien era cierto que faltaba cinco soles con cincuenta centavos, en cambio se demostró que de su propia plata había pagado por arreglos de la cancha y, comprado una pelota de fútbol, que aun no había cobrado al club.
La mayoría rechazó el informe de la comisión fiscal, pero, Vacalla herido en su amor propio renunció a todos sus cargos.
García Torres al poner en debate la renuncia que consternó a los que sabían qué clase de socio era Vacalla, justificó la actitud de éste, como una respuesta a la ingratitud y deslealtad de los denunciantes.
Como feliz desagravio y ya en ausencia de Vacalla que se retiró del local, el club acordó pedirle que retirara su renuncia, hacerle un público reconocimiento a sus meritos y otorgarle una medalla de oro. Una satisfacción muy merecida al viejo centro forward.

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En el año 1919, el José Pardo tenía cuatro equipos definidos de fútbol en orden sucesivo, constituidos por más de sesenta jugadores, que reemplazaban en forma ascendente a aquellos que por alguna causa faltaban a los partidos o se ausentaban. La lista sería larga, pero, consignaremos los nombres de los que conformaban el primer y segundo equipo:
Marcelino Meza, José Vallejos y Julio Vergara que actuaban como guardavallas; Pedro Villacorta, Jorge Noriega, Eduardo Noriega, Leoncio Burga, Augusto Montani (Sisebuto), Manuel Estévez Vidal, José Chapiama, Víctor Revilla, Vicente Salas, Emilio Berger, Gerardo Ayllón, Ángel Delgado Calampa, Alejandro Sinti, Adolfo Velásquez, Leonardo Velásquez, Benjamín Dávila, Carlos de Freitas, César la Torre, Armando Noriega, y Enrique Camino.
Merece anotarse que todos practicaban atletismo y gimnasia en aparatos, aparte de otros que exclusivamente componían la sección de gimnasia, como Demetrio Gómez Meza, Teofilo Cavaillier, Manuel Burga Soto, Miguel Vergara, y Manuel Rosell Santolaya.

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Benjamín Dávila, un día de entrenamiento, de improviso pisó fuertemente la bola de fútbol y el contrario que fue a dar el puntapié rodó por el suelo. Así se inventó la “estaca”, jugada que se puso en boga en aquel tiempo y de la que se dijo “le ha hecho patear caucho”.
La victima constante de la jugada “inventada” por Benjamín Dávila, era Manuel Estévez Vidal, por la impetuosidad que siempre ponía en sus intervenciones. Cuando Estévez Vidal perseguía a Benjamín, los compañeros le gritaban: ¡métele tu invento! y… por lo general Estévez caía en el lazo.
Poco más tarde, Adolfo Vargas perfeccionó la “estaca” y cierta vez en el Leoncio Prado, con una carretilla magistral, hizo prácticamente volar a Alfonso Ordosgoitia, con una formidable “estaca”.

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A Carlos Documet le llamaban “Lobanillo” porque tenía un tumor en la frente. No era muy atractivo, pero a él no le preocupaba mucho.
Un sábado que estaban de “farra”, Documet, José Chapiama, Emilio Berger y otro amigos del club, llegaron muy tarde a un kiosco que había enfrente de “la galería de Sabino” (los que no conocieron la Plaza 28 de julio de entonces, sepan que ambos quedaban frente a la salida de la avenida Grau).
El kiosco estaba cerrado y llamaron. El propietario abrió y sin prender la luz, que por cierto no era eléctrica, los introdujo.
Mientras buscaba lo necesario para prenderla, los visitantes hacían entre ellos ciertos arreglos de cuentas y en esta operación a alguien se le escapó una moneda. Empezaron a buscarla a tientas y al levantarse uno de ellos, dio con la cabeza en la frente de Documet.
Un grito de dolor. Consternación general y…cuando se prendió la luz, se vio, que justo el cabezazo le había caído en el lobanillo reventándolo.
Se le hicieron las curas de urgencia, la farra se acabó y cuando se restableció Documet, el lobanillo había desaparecido como extirpado por bisturí de hábil cirujano.
Pero… Documet no cesaba de lamentarse.
Un día que lo estaba haciendo, Alfonso Bartra le dijo: “No sé de qué te quejas. Como adorno creo que no te servía y si te lo hubieras querido quitar ninguna operación te habría resultado más barata”
Así desapareció el lobanillo y el mote que tenía Documet.

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Era una época de apasionamiento y diríamos hasta fanatismo deportivo. Los tres clubes trataban de mantener la supremacía en todo orden, muy especialmente en las actividades deportivas.
Juan Torres Vargas el recordado “Buzo” tuvo la desgracia de perder a su padre y en señal de duelo se retiró de las actividades deportivas. Para esto solicitó licencia a su club, el Loreto, pero sin señalar tiempo, y por esta razón pidió no ser considerado como jugador del club.
No faltó quien difundiera la especie de que la licencia sólo era un pretexto y el propósito de “Buzo” era pasar a otro club.
Tal rumor llegó a sus oídos y en la primer sesión, en el colmo de la indignación aclaró su situación y acusó a los ocultos difamadores, de malos amigos y consocios que atentaban contra la estabilidad del club.
Vuelto a la actividad jugó muy poco tiempo, pues tuvo que viajar a Lima por sus estudios.

Tuesday, July 17, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

La elección de la junta directiva del Athletic Club José Pardo para el periodo 1 de setiembre de 1918 al 1 de setiembre de 1919, realizada el 11 de agosto, con una concurrencia de 30 socios, no definió la presidencia, pues en dos votaciones no se obtuvo la mayoría reglamentaria. Meza que presidía la sesión, propuso que se decidiera por simple mayoría, lo que fue aprobado, y en una nueva votación, sólo entre los candidatos mayoritarios, se obtuvo un resultado de 15 votos para Ladislao Serrón y 13 para Emilio Berger, con 2 en blanco.
La directiva se constituyó así:

Presidente: Ladislao Serrón
Vice-presidente : Alfonso Bartra del Aguila
Fiscal: José Antonio Rengifo
Secretario: Jorge Noriega Rengifo
Prosecretario: Carlos Documet
Tesorero: Melchor Celis
Vocales: Santiago Flores Pinedo
Bartolomé Romagnoli
Manuel Burga Soto
Manuel Estévez Vidal
Pedro Villacorta

Pero, de inmediato, 25 socios firmaron y presentaron una impugnación, y el 15 de agosto en una elección, sólo para presidente, tampoco pudo obtenerse mayoría reglamentaria con 47 socios, que repartieron su voto siempre entre Berger y Serrón en un ambiente caldeado.
Una tercera elección se practicó el 25 de agosto, siempre en un clima de tensión, pero, comprendiendo que no se podría definir reglamentariamente la elección, adoptaron previamente el acuerdo que modificaba el estatuto y el resultado fue la elección de Berger por 27 votos contra 14 de Serrón.
Proclamado Berger, no se presentó a la juramentación. Parece ser, a juzgar por su fina sensibilidad, que entendió la situación un tanto desairada, pues habiendo sido elegido Serrón y proclamado presidente en la primera elección, sólo después de cuatro votaciones en dos sesiones diferentes, se estableció la mayoría de Berger, pero siempre apartada de la reglamentación. De allí que, solo, se juramentó el 27 de octubre, pero, no presidió más que esa sesión renunciando a su cargo el 20 de diciembre, so pretexto de viajar a su patria, viaje que sólo efectuó al finalizar el periodo institucional.
Alfonso Bartra desempeñó la presidencia durante todo el periodo en su carácter de vicepresidente.
Meneleo Meza, que había retornado del viaje a la capital, entró de nuevo en actividad, y al constatar que la biblioteca había sufrido una merma considerable, desapareciendo volúmenes valiosos que habían sido obsequiados por socios y simpatizantes, argumentó la necesidad de practicar un inventario de todas las pertenencias del club. La comisión, en su estudio comprobó, además de muchos volúmenes de la biblioteca, la desaparición de implementos de esgrima y otros útiles deportivos.
Otro incidente fue el promovido por la renuncia de Juan B. Rojas Torres, a raíz de la negativa de la presidencia, después de haber accedido a la petición del local, por 14 socios del club, para un acto al parecer de carácter político, y que dejaba en posición desairada a Rojas Torres.
Herido en su amor propio renunció formalmente. La sesión en que se dio cuenta de su renuncia se caracterizó por los mutuos reproches que se hicieron Rojas Torres y el presidente; los demás socios, en uno u otro bando según sus simpatías y puntos de vista.
La división amenazaba ser profunda, porque en ese tiempo las cosas se tomaban con mucho calor, mas, surgió la serenidad e influencia de Meza, quien como siempre sabía dar en el momento oportuno el toque de sensibilidad y emoción a sus consocios.
También esta discusión se extendió a dos sesiones, por el acaloramiento que se produjo en los ánimos; pero, retiró Rojas su renuncia, después de una definitiva intervención de Meza, invocando la confraternidad y el nombre de la institución.
“La separación de Rojas Torres-dijo Meza-provocará la división, porque irá acompañado de aquellos que antes y hoy simpatizaron con él y lo llevaron a la presidencia. No podemos dividir nuestra institución, a la que sostenemos con nuestro exclusivo esfuerzo y a la que siempre hemos considerado como nuestra pequeña patria. No podemos echar abajo un edificio, que poniendo granito a granito sus cimientos, hemos levantado en doce años de trabajo. El señor Rojas Torres debe tener presente que los que hemos formado el Athletic Club José Pardo siempre hemos pensado: “todos antes que yo y no yo antes que todos”. Este monumento es el recuerdo de nuestra niñez, es el altar donde hemos fortalecido nuestro carácter y nuestros músculos, nuestra lealtad y nuestra nobleza. No puede pues un hecho baladí, sin ninguna importancia, destruirlo ni romper nuestra fraternidad, forjada en la abnegación y el esfuerzo de haber conquistado todo lo que tenemos con nuestras propias manos y sin el auxilio de los poderes públicos. Nosotros dimos y estamos dando nuestra energía y nuestro peculio para formar peruanos viriles, conscientes, nobles y leales, y al abrigo de éste emblema símbolo de esperanza, debemos seguir juntos hasta el pináculo de nuestras aspiraciones y con grandeza de alma, aunque nos cueste el rojo de nuestra sangre, que dispuestos estamos a derramarla en defensa de nuestros principios institucionales. Depongamos nuestras actitudes personales en defensa de nuestra institución.”
Estos párrafos ponen de manifiesto la mentalidad de Meza y cómo se entendía entonces una causa institucional.
Merece también citarse la suspensión aplicada a Manuel Estévez Vidal, quien por su carácter altivo y violento, siendo vocal, fue amonestado, contestando él con una renuncia en términos descomedidos. Merced a la influencia de los amigos y a mérito de haberse sincerado posteriormente, le fue revocada la suspensión.

En el Club Loreto, el 29 de diciembre de 1918, se eligió la directiva que un mes después se instaló en sesión solemne. Estaba presidida por Luís García Torres; secretario fue Germán Segura; tesorero José R. Usseglio, y capitán instructor de juegos Manuel Dávila. Este periodo habría de durar 18 meses, porque a pedido de Segura se modificó la fecha de renovación de cargos, que en lo sucesivo habría de hacerse el 30 de agosto de cada año.
En ésta época se fundó el “Iquitos Base Ball Club”, cuyo primer presidente fue Rosendo Dávila Vásques, conformado en su mayor parte por socios del Loreto, motivo por el que el nuevo club propuso al Loreto que se hicieran ante el municipio, las gestiones del caso para la posesión definitiva de la Plaza Leoncio Prado. La propuesta fue aceptada pero las gestiones no tuvieron éxito.
Pero sí tuvo éxito el nombramiento de socio honorario, del Presidente de la República, entonces D. Augusto B. Leguía, que a la sazón había sido proclamado por los universitarios de la capital, Maestro de la juventud.

El campeonato de fiestas patrias de 1919 fue organizado por una comisión municipal con el siguiente programa:

Día 28 de julio- Salto alto
Salto con trampolín
Salto con garrocha
Carrera con obstáculos
Carrera de 100 metros
Carrera de resistencia
Carrera con banderas
Nudo de guerra
Fútbol entre José Pardo y Dos de Mayo
Día 29 de julio- Natación
Regatas

Era la primera vez que un programa deportivo incluía una carrera con vallas, que como se ve denominaban “con obstáculos”, el único club que las tenía era el Loreto, pero no podemos asegurar que fueran reglamentarias.
Las pruebas del 28 se realizaron en la Plaza 28 de julio, y las del 29 frente a la Prefectura. Las regatas consistían en cruzar el Amazonas en “monterías” tripuladas por ocho remeros, recoger su respectiva bandera y volver a entregarla al jurado que estaba en la orilla de salida. Intervinieron la flotilla, el regimiento y los tres clubes. Ganó Loreto siempre con los remeros portugueses capitaneados por Domingo de Moura. Los del José Pardo no pudieron ser capitaneados por Marcelino López, quien no regresó a tiempo de la pesca. La natación se hizo en el mismo sitio y consistió en cruzar el río, alcanzar la bandera que pertenecía al club del nadador y entregarla al juez que presenciaba la llegada.
Ganador del campeonato fue el Pardo que hizo 15 puntos. Loreto hizo 13 y Dos de Mayo 12. Los premios fueron medallas de oro, plata y cobre para los tres primeros puestos.
Conmemorando su 11 aniversario, Loreto organizó una fiesta deportiva en la Plaza Leoncio Prado y la banda de músicos del regimiento amenizó la fiesta. El resultado de las competencias atléticas dio 9 puntos para el Loreto, 8 para el José Pardo, y 1 para el Dos de Mayo. El partido entre el equipo A del Loreto con el Dos de Mayo resultó empate, y el sorteo dio el premio al Loreto. El equipo B fue vencido por el Pardo por 3 a 1.
Lo que no se efectuó fue la carrera con vallas, porque no obstante la reiterada petición del Loreto para que el José Pardo le devolviera las vallas que le prestara para la organización del campeonato de fiestas patrias, no logró su devolución.
Con motivo de la celebración de éste nuevo aniversario, Loreto le otorgó medalla de oro y diploma de honor a Germán Segura, a pedido de Máximo Vacalla y Manuel Alves “Manduca”, como reconocimiento a su meritoria labor de dos años como presidente.
El periodo de García Torres duró 18 meses, como refiriéramos antes.

Wednesday, July 11, 2007

Imagen para el recuerdo

Tarjeta conmemorativa de las Bodas de Oro del Athletic Club "José Pardo"
1 de setiembre de 1956




Monday, July 09, 2007

Al notar Villacorta la oposición, sin retirar su solicitud de ingreso al Pardo, mediante sus amigos en el Loreto, solicitó reconsideración de su renuncia presentada y aceptada, logrando que se le volviera a considerar como socio.
Pero sucedió que entretanto en el José Pardo, al reanudarse la sesión y ver los oponentes al ingreso: Burga Pippo, Jorge Noriega, Julio Velásquez, Ladislao Serrón y Carlos Documet, que la mayoría estaría a favor: Bartra, Celis, Tejada, Pablo Lozano, Adolfo Correa, Víctor Macedo, Pedro Villacorta, Julio Vergara, Manuel Burga, Cirilo Ruiz, Manuel Estévez, Meneleo Meza, y Cruz Pérez, plantearon la cuestión previa: que el ingreso era potestativo de la junta directiva y que sólo ella podía verla. Era un recurso para entorpecer el desarrollo de la sesión y una esperanza de que la directiva rechazara el ingreso; pero, los amigos de Miguel influyeron en el ánimo de los directivos y en una sesión casi secreta y que se asegura no tuvo el quórum reglamentario fue aprobado su reingreso.
Villacorta entonces de nuevo presentó su renuncia al Loreto, lo que colmó la paciencia de sus directivos y socios, que después de una acalorada discusión, en la que siempre tuvo sus defensores, entre ellos Eduardo Zanetti, se decretó su expulsión, considerando que lo que había hecho era burlarse de la institución, resolución que fue puesta en conocimiento de todos los clubes, publicada en los diarios locales, y aún más, haciendo presente que el club Loreto no jugaría ni aceptaría ningún partido, si Villacorta se presentaba conformando el equipo contrario.
Pero, la sangre no llegó al río, pronto se olvidó todo y Villacorta se quedó definitivamente en el José Pardo, hasta el final de sus actividades deportivas y luego como socio activo.

Las actividades deportivas del año fueron pocas. El 4 de noviembre de 1917 jugaron en la Plaza Leoncio Prado, primeros y segundos equipos del Pardo y Loreto, ganando Loreto por 2 a 1 en primeros, y José Pardo 2 a 0 en segundos. En el partido de primeros actuaron por primera vez Augusto Montani, más conocido como “Sisebuto” y Alejandro Sinti Calampa, que resultó un interior inteligente y movedizo, más que goleador, armador de juego.
El 11 volvieron a jugar Loreto y Pardo con sus tres equipos, ganando Loreto en los tres partidos por 3 a 1, 1 a 0, y 3 a 0.
El 25 de diciembre a invitación del Dos de Mayo, jugó el José Pardo dos partidos, entre primeros y terceros equipos, por una medalla de plata dorada y una copa respectivamente. La medalla la ganó el Pardo por 2 a 1, y la copa el Dos de Mayo por 3 a 1.
El 21 de abril de 1918, se realizó un festival deportivo organizado por el Club Sport Iquitos, en su campo deportivo situado en la esquina de las calles Dos de Mayo y Aguirre, pero las pruebas sólo fueron de exhibición.
En mayo, Dos de Mayo organizó un campeonato en celebración de su día, que no pudo realizarse, sino el 5, porque llovió el 2. Atletismo, natación y fútbol. Parte se realizó el 5 y el resto el 9. Los premios fueron individuales.
Enrique Coral volvió a ganar en natación, cruzando el Amazonas, ganando una medalla de plata dorada.
El 9 se jugaron los partidos de fútbol entre primeros y segundos equipos ganando en ambos José Pardo por 1 a 0, y 2 a 0 respectivamente.
Para el 30 de agosto, Loreto, conmemorando su décimo aniversario, organizó con gran pompa una fiesta deportiva, cuya preparación había sido su principal preocupación, superando dificultades económicas e incluso utilizando el trabajo de los socios para la ornamentación de la Plaza Leoncio Prado, donde se llevaron a efecto las pruebas.
Hubo premios especiales para las pruebas atléticas, que sólo fueron de competición personal, culminando el programa con la carrera con banderas entre José Pardo y Loreto, que ganó el Pardo, y dos partidos de fútbol, entre el equipo A de Loreto y el Pardo, y el equipo B del mismo Loreto con el Dos de Mayo, ganando el equipo A de Loreto por 1 a 0, y empate del B con Dos de Mayo a 2 goles.
Esto da una idea del poderío futbolístico o deportivo del Loreto, o por lo menos de la abundancia que tenía de jugadores.
El equipo A estaba conformado por Manuel Alves “Manduca”, Eduardo Zanetti, Joaquín Montero, Manuel Vacalla, Alfonso Ordosgoitia, Arturo Montero, Juan Torres, Calixto García, Máx Vacalla, Francisco Ramírez y Máx Themme.
En esta época se fundaron tres clubes, diríamos de segunda categoría, que posteriormente desaparecieron absorbidos por los tres decanos. Dichos clubes fueron: el Independencia, que más bien fue una transformación del equipo del Regimiento de Infantería Nº 13, el Bolívar y el Leguía, éste último organizado y presidido por Toribio Hernández.
El más fuerte y el que tuvo más vida fue el Leguía, que llegó a reunir muchachos que posteriormente resultaron verdaderas “estrellas”, entre ellos Carlos Núñez, el recordado “Elefante”.
Al terminar el periodo institucional del José Pardo, el club contaba con 215 socios, de los cuales 12 eran extranjeros. Según su categoría se clasificaban en: 12 honorarios, 98 activos y 105 auxiliares. La sección de gimnasia tenía inscritos 58 alumnos, todos menores de 15 años, divididos en 6 grupos, cada uno a órdenes de Emilio Berger, Jorge Noriega, Eduardo Noriega, Leoncio Burga, Manuel Burga y Teofilo Cavaillier, practicando diariamente de 5 a 6 de la tarde.

ANECDOTARIO

Víctor Revilla, que ya pertenecía al José Pardo, capitaneó el equipo del Club Iquitos, al que antes había pertenecido, en un partido contra el segundo equipo del Pardo, y en el que se disputaba una medalla de oro.
El José Pardo ganó el partido, pero el fiscal acusó a Revilla en sesión de directiva, la que después de oír su explicación y el reconocimiento de su falta, le aplicó como sanción la multa de …UN SOL

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Cierta tarde en que actuaban los tres equipos del Club Loreto y estaba vigente la disposición interna de que todos los jugadores concurrieran uniformados, fue visto por Segura, en el campo, luciendo traje de calle, Oswaldo Lecca del Águila.
Se le acercó, y al preguntarle por qué no iba a jugar, recibió la descortés respuesta: ¡Porque no quiero! Esta denuncia la presentó Segura a la asamblea, calificándola de falta de disciplina y de ofensa a su investidura de presidente del club.
La sesión fue acaloradísima; pues, además de que Lecca, a todas las acusaciones de Segura contestaba con un ¡miente usted!, se formaron dos bandos, uno que pretendía su castigo, y otro que lo defendía y justificaba.
Al final triunfó el bando que propugnaba el castigo, que resultó ser una suspensión, cuyo efecto también desconoció Lecca, porque no se había cumplido con la formalidad de comunicársela, siendo objeto entonces de un pedido de reconsideración en la siguiente sesión, a la que volvió a concurrir Lecca, produciéndose otro candente debate.
Eran tiempos en que todo se tomaba con calor, quizá por el mismo cariño que entonces se tenía a los clubes y sus colores, y la disciplina era la norma esencial de todas las actividades. Los ánimos se calmaron, se mantuvo la suspensión, pero como había pasado varios días, pronto se olvidó todo y Lecca y Segura siguieron siendo los mismos amigos de siempre.

Tuesday, June 19, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

ANECDOTARIO

El 24 de diciembre de 1916 José Pardo jugó un partido con Dos de Mayo.
José Chapiama que siempre se había distinguido por su puntualidad y disciplina no se presentó, poniendo en peligro la victoria, que a toda costa quería conquistar el Pardo.
En la sesión inmediata el fiscal acusó a Chapiama y pidió un castigo ejemplar. La discusión fue larga y en ella, la defensa, que corrió a cargo de los hermanos Noriega, hizo notar la trayectoria ejemplar de Chapiama, que le hacía merecedor de tolerancia. Pero, el argumento definitivo fue que su ausencia no había provocado ningún trastorno, pues, pese a ello se había ganado el partido.
El inflexible fiscal pidió “por lo menos un voto de censura”, pero el directorio la rechazó. Propuso que el caso pasara a la asamblea general, pero al plantearse, se aprobó el procedimiento de la directiva de no aplicar a Chapiama ninguna sanción.
El fiscal, José Antonio Rengifo, muy conocido por su austeridad y exigencia en materia de disciplina, dijo después de la votación: “está bien, reconozco que Chapiama merece esta consideración en merito a sus cualidades, y como tal, quisiera que todos fueran como Chapiama”.
Estas palabras, en boca del inflexible Rengifo, resultaba un verdadero elogio a las virtudes deportivas de Chapiama.

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Los socios inscritos en el José Pardo en el año 1916 fueron:
Alejandro Guichard, Félix Rengifo, Manuel Reategui, Manuel Estévez Vidal, José Tantawatai, Enrique Villacorta, Armando Luján Yarame, Julio G. Vergara, César García Méndez, Alcibíades Velasco, Pedro Bazán, Alfredo Cortéz, Julio C. López, Julio E. Bardalez, Pablo Díaz, Álvaro Pereira Sánchez.

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Las elecciones para el periodo 1 de setiembre de 1916 y 1 de setiembre de 1918, se hicieron en dos sesiones; el 19 y el 21 de agosto, pues en la primera no lograron los candidatos Meza, Berger y Rojas Torres, la mayoría que establecía el estatuto. En la segunda sesión y primera votación Berger obtuvo abrumadora mayoría, quedando la directiva conformada de la siguiente manera:
Presidente: Emilio Berger
Vicepresidente: Meneleo Meza
Fiscal: Alfonso Bartra
Secretario: Carlos García Méndez
Prosecretario: Carlos Documet
Tesorero: Melchor Celis
Vocales: Manuel Estévez Vidal
Leoncio Burga
Ladislao Serrón
Antonio Cruz Pérez
Miguel Vergara
La transmisión de mando se efectuó en una sesión solemne de sencilla ceremonia, presidida por el socio honorario Dr. Mauro Delgado Morey, al final de la cual se otorgó premios a los que habían obtenido primeros puestos en el campeonato de fiestas patrias, disputado solamente con el Loreto. Los premios fueron los siguientes:
Medalla de oro-Leoncio Burga Pippo-campeón por mayor puntaje
Medalla de plata-Manuel Estévez Vidal-campeón de lanzamiento de bala
Medalla de plata-Eduardo Noriega Rengifo-campeón de carrera con vallas
Medalla de plata-Leoncio Burga Pippo-campeón de salto alto
Medalla de plata-Ramón Herrera-campeón de salto largo
El campeonato de fiestas patrias no tuvo otros premios, pese a que fue auspiciado por la municipalidad, de allí que el José Pardo, para estimular a los socios de los otros clubes les otorgó menciones honrosas.
Todos fueron del Loreto:
Oscar López-campeón de salto largo con garrocha
Miguel Villacorta-campeón de 100 metros planos
Calixto García-campeón de 200 y 400 metros planos.
El partido de fútbol con que cerró el campeonato resultó un empate a dos goles, y la carrera con banderas la ganó el Pardo.
La gran actividad del club continuó en torno a la adquisición de un terreno para campo de deportes. Aquel, cuya compra había sido casi concretada, de propiedad del Dr. Badani, fue desechado por no reunir condiciones, pues era pantanoso y desigual.
El 15 de octubre en sesión extraordinaria se aprobó la compra del terreno que había propuesto Melchor Celis, de propiedad de Claudio Mori, por la cantidad de S/. 600.00, y una comisión compuesta por el tesorero Celis, y Rojas Torres, fue encargada de hacer los trámites y firmar la minuta respectiva.
Mientras esto, la municipalidad había concedido nuevamente por decreto al A.C. José Pardo la Plaza 28 de Julio, encargándose este de su cuidado y conservación.
Con este propósito la asamblea aprobó aumentar a S/. 2.00 la cuota mensual, y se organizó una velada en el Teatro Alhambra el 7 de marzo de 1918, colaborando en ella distinguidas personalidades del ambiente social, cuyas dotes histriónicas salieron a relucir, entre ellas: Julio C. Rodríguez Burga, que años más tarde habría de destacarse como magnífico ventrílocuo, Juan D. Rivarola, Alejandro Alcorta, Ernesto Vásquez Eguren, Aurora Guerra, Veridiana Coronel de
Espinar.
En la indicada velada se estrenó la marcha “Athletic Club José Pardo” compuesta y dedicada al club por el compositor portugués Manuel Mattos, director de la Sociedad Recreativa Lusitania, más conocida como Banda Portuguesa.
Una muestra del espíritu de colaboración que primaba entre los dirigentes del José Pardo, fue la acogida que tuvo una petición de ayuda, formulada por oficio al club, para la financiación de la impresión de “Leyendas y tradiciones loretanas”, por su autor el Dr. Jenaro Herrera. El club acordó una colecta entre sus socios, con la contribuyó al éxito de la empresa.
El acontecimiento importante de este periodo fue la vuelta a la armonía, entre Loreto y Dos de Mayo por un lado y José Pardo por otro, que durante muchos años se mantuvo tirante. Por primera vez se unieron en el esfuerzo común de recolectar fondos, para cuyo efecto se nombraron personeros o delegados de los tres clubes para formar una comisión. Los del Pardo fueron: Ladislao Serrón, Juan B. Rojas Torres y Alfonso Bartra, recayendo la presidencia en éste, en la sesión de instalación celebrada el 10 de mayo.
Con este motivo Hibraìn Vásquez solicitó su reingreso al José Pardo, que fue rechazado unánimemente, fundamentándose en que siempre se había hecho notar por sus malos manejos en contra del club y de sus socios, desde la directiva del Loreto cuando fue presidente, y de la Confederación Sportiva de la que fue organizador.
En el Loreto, tampoco había quedado Vásquez airosamente al salir de su dirección, cuya presidencia había asumido Germán Segura Orlandini, pese a la serie de trabas que le pusieran a su candidatura. Segura en su función de presidente, trató de continuar la gestión iniciada por Vásquez, ante el concejo provincial, para la canalización de las calles que circundaban la Plaza Leoncio Prado, su campo de deportes.
Pero tropezó con la desagradable sorpresa de que el expediente había sido archivado, y al hacer las averiguaciones se encontró con que el ex presidente Vásquez y el ex secretario Vildozola eran los responsables; lo que tuvo que aclararse en una candente sesión cuyo acuerdo final fue la separación definitiva de Vásquez, quien trato, sin conseguirlo de excusarse y cambiar la figura.
Un incidente provocado por Miguel Villacorta, volvió a ensombrecer, pero sin mayores consecuencias las relaciones entre el José Pardo y el Loreto. Siendo aún escolar, como ya dijimos, Villacorta se inició en el Pardo, pero, no teniendo oportunidad de actuar en el plano que él deseara, al fundarse el Dos de Mayo, sin renuncia ni cosa por el estilo, actuó en él durante todo el año de 1913 y su último partido por este club fue el 1 de enero de 1914, frente al José Pardo.
Jugó en el Pardo hasta cuando se produjo la deserción en masa de sus jugadores, encabezada por Ratteri y se presentó en el Loreto, donde estuvo actuando hasta 1917; pero, en este lapso, volvió una vez al José Pardo renunciando al Loreto, y después de breve tiempo volvió al Loreto renunciando al José Pardo.
Todo este trajín tenía cabezones a los directivos de ambos clubes y cuando en 1917, por tercera vez se presentó solicitando ingreso al Pardo, renunciando al Loreto, encontró oposición casi cerrada. En una acalorada sesión con 31 votantes, sacó 16 votos a su favor, pero, el escándalo que se estaba
suscitando obligó al presidente Berger a convocar a una nueva sesión.

Monday, June 11, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

MANUEL ROSELL SANTOLAYA
Programa deportivo “Radio Loreto” s/f
Iquitos-Perú

Para la nueva generación deportiva este nombre nada significa, porque ignora que, como muchos otros, cuyos nombres se pierden en el tráfago de la vida, ha sido de los que en la época de oro del deporte local desempeñó importantes cargos en los organismos deportivos, con singular acierto, y muy particularmente en el Athletic Club José Pardo, se distinguió, como uno de sus destacados deportistas y dirigentes.
Apareció en la arena deportiva en el año 1923, a poco de su llegada a esta ciudad, y una singular coincidencia hizo que se incorporara a las filas del Pardo. Fue él quien redactó como notario, la famosa minuta de compra del local propio, en el bar “Ambos Mundos”, cuando el club vivía en la clandestinidad, debido a la persecución de que fue objeto de parte del general Álvarez, entonces prefecto del departamento.
Desde entonces se encariñó con la divisa azul y formó parte del grupo, que con Peláez Montero, Carlos Documet, Ladislao Serrón, Baltasar Eguren, Ernesto Díaz, los hermanos Jorge y Eduardo Noriega y otros más, fueron los paladines de una lucha por la supervivencia de la institución.
Y su actividad e iniciativas rebasaron los límites institucionales en los años posteriores, y ocupó diversos cargos en la Federación Sportiva de Loreto y en la delegación del Comité Olímpico Nacional, en los que puso de relieve su capacidad e inquietudes por el progreso del deporte, que lo demostró presentando el primer proyecto de construcción de un estadio en esta ciudad, en un estudio completo de costo y financiación.
El tiempo pasó, y aunque siguió fiel a sus colores, y concurría con toda puntualidad a los llamados de su institución, particularmente a las actuaciones especiales donde destacaba su presencia vistiendo su traje de etiqueta, como un tributo al cariño y respeto que siempre le mereció el club; su entusiasmo fue apagándose con el invierno de la vida, y cuantos últimamente lo vieron, sin conocerlo, sólo miraban en él un personaje pintoresco. ¡Qué lejos estaban de pensar en la tremenda vitalidad de que antes rebosaba, en su singular habilidad gimnástica y en su extraordinaria personalidad para afrontar los momentos decisivos ¡
Ese grupo que el vendaval de la vida ha dispersado, pierde uno de más de sus integrantes. El Athletic Club José Pardo se viste pues de luto.
¿Quién entre sus socios no está obligado a recordar que fue Rosell Santolaya uno de los que en lluviosa noche, en compañía de Peláez, Juan Daniel Arévalo, Carlos Documet, Manuel Burga Soto, limpiaron el nombre que se ostentaba en la fachada del Club, que los capituleros del general Álvarez, cubrieron de alquitrán?
¿Y que el mayor de guardias Juan Ostolaza, lo condujo preso, al igual que a muchos otros, allanando el local del club, en la misma época?
¿Quién lo recuerda vistiendo la clámide verde y coronada su cabeza con las hojas de hiedra y encabezando los grupos gimnásticos, vestidos igualmente a la usanza romana en la exhibición que se realizó festejando el vigésimo aniversario institucional?
¿Quién lo recuerda dictando sus floridas conferencias en el local del club ante un auditorio entusiasmado que lo aplaudía con fervor?
La revista “Crack”, que representa el palpitar deportivo del oriente del Perú, rinde a Manuel Rosell Santolaya, el homenaje del recuerdo en la faceta deportiva de su vida, y se une al sentimiento de quienes lo conocieron, lo apreciaron, y sienten su partida.

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

Una de las actividades cívicas importantes en las que intervinieron los tres clubes, fue la concurrencia a un desfile, el 8 de octubre de 1916, en honor de los mártires de la guerra con Chile; y en el José Pardo, su intervención en el Centro Cívico de Conferencias Populares, organizadas a iniciativa del capitán del ejercito Julio Lazo, con el propósito de estimular en la juventud las virtudes cívicas y la conciencia patriótica. Los delegados nombrados por el Pardo fueron Juan B. Rojas Torres, Máximo Aguirre y Mario C. Tejada.
La tirantez de relaciones entre los tres clubes se suavizó un tanto, y el 24 de diciembre, después de más de tres meses de indecisiones de uno y otro lado, jugaron un partido de fútbol el Pardo y Dos de Mayo, que ganó el primero, en la Plaza 28 de Julio.
A raíz de este partido y de la participación de José Natividad Panaifo-quien había renunciado al Dos de Mayo, para ingresar al José Pardo-Dos de Mayo propuso en oficio que fue muy discutido, que los socios que renunciaran a un club no fueran aceptados por otro. La conclusión fue el rechazo de la propuesta por considerarla “lesiva a los derechos humanos y la libre determinación”.
También pedía, en el mismo oficio, que fuera excluido de la relación de participantes, dicho jugador Panaifo, a un partido a jugarse entre ambos clubes y en todos en los que en el futuro sostuvieran, haciendo extensiva esta exclusión, al jugador Gerardo Ayllón, recientemente aceptado como socio del José Pardo, y que, como anotamos antes, había sido expulsado del Loreto, lo mismo que Manuel Hidalgo y Enrique Villacorta.
Terminaba el oficio, amenazando en caso de no ser aceptada la propuesta, con la suspensión de las relaciones institucionales, y retirando una invitación a un partido a realizarse el 1 de enero celebrando el cuarto aniversario de su fundación.
No obstante, merced a la cordura que fluyó de una entrevista entre los capitanes de los equipos y otros directivos institucionales, prevaleció la invitación y de este modo se realizó un torneo en dos partidos de fútbol, disputándose el trofeo que se denominó “Estatua La Gloria”, traducción caprichosa que se dio al nombre que llevaba la estatua: “Le Paix”, y puesta en singular disputa por el Dos de Mayo.
El primer partido se jugó el 1 de enero y ganó el Dos de Mayo 1 a 0; el segundo se jugó el 15 de enero, ganando esta vez el José Pardo, también por 1 a 0.
Los capitanes se reunieron y acordaron jugar un partido decisivo, según el cual el vencedor se llevaría el trofeo.
Pero pasaron algunos meses y recién el 29 de abril de 1917, en Morona Cocha se jugó el tercer y definitivo partido, ganando José Pardo por segunda vez consecutiva, y por 3 a 1.
Esta segunda derrota, y aún más la pérdida del magnifico trofeo, disgustó a los del Dos de Mayo.
Como para presentarles una oportunidad de demostrar su poderío, don Víctor Israel, obsequió una Copa de Plata, para disputarla en un solo partido y sólo entre José Pardo y Dos de Mayo.
La expectación fue enorme. Socios y simpatizantes de uno y otro club estaban en el clímax del suspenso. El partido se jugó el 27 de mayo y nuevamente ganó el Pardo por 3 a 1 conquistando la Copa Israel y reafirmando su poderío.
Esta nueva derrota quebró definitivamente la especie que habían estado difundiendo algunos interesados de entonces: tal era, que el José Pardo no le había ganado al Dos de Mayo, ningún partido desde su fundación.
La verdad de todo esto es que en los cuatro años de vida que tenía el Dos de Mayo, sólo se había enfrentado quince veces con su primer equipo, al del José Pardo: en 1913, ninguna; en 1914, seis veces, en las que Dos de Mayo ganó tres, José Pardo una y tuvieron dos empates; en 1915 tres veces, todas las cuales gano Dos de Mayo; en 1916 dos veces, una ganó José Pardo y otra Dos de Mayo; y en 1917, hasta el partido por la Copa Israel cuatro veces, de las cuales tres ganó el Pardo y una Dos de Mayo. En total ocho partidos ganados por Dos de Mayo, cinco por José Pardo, y dos empates. Sólo en 1915 Dos de Mayo se mantuvo invicto en tres partidos jugados en todo el año.
Y no fue precisamente que hubiera disminuido el poderío del Dos de Mayo, sino que, después de la desbandada de 1914, José Pardo había logrado conformar un equipo de elementos jóvenes y de más vivacidad, dignos émulos de Robinson, Polster, Serafín Otero Barcia, y el bullidor Alfredo de Britto.
El equipo que tuvo la virtud de doblegar por tres veces consecutivas la mentada imbatibilidad del Dos de Mayo, fue el siguiente: Julio G. Vergara, Tobías Vásquez, Ramón Herrera, Jorge Noriega, Leoncio Burga, Eduardo Noriega, José Chapiama, Pedro Villacorta, Víctor Revilla, Antonio Enrique Velásquez, Emilio Berger.
Se realizaron además, partidos entre Loreto y José Pardo, así el 3 de diciembre de 1916, primeros y segundos equipos en la Plaza 28 de julio, jugaron sendos partidos, ganando en primeros Loreto por 2 a 1, y en segundos José Pardo por 3 a 1. El 28 de enero de 1917, de nuevo primeros y segundos en la Plaza Leoncio Prado, ganado en ambos José Pardo por 3 a 2 y 3 a 0 respectivamente, y por última vez el 12 de agosto los primeros equipos, ganando nuevamente el Pardo por 1 a 0.
El segundo equipo del José Pardo jugó en la misma fecha con el Sport Iquitos, ganando 4 a 1, celebrando su fundación, realizada el mismo día, y en cuyo homenaje se hizo el programa. El primer presidente del Club Iquitos fue Julio Prieto.
El 24 de septiembre y el 25 de diciembre volvió José Pardo a jugar con el Iquitos, cuyo local social y campo de deportes estaba situado en la esquina Aguirre-Dos de Mayo; partidos que resultaron otros dos triunfos del José Pardo.
Entre Loreto y Dos de Mayo también se realizaron encuentros de primeros y segundos equipos, el 10 de diciembre de 1916 en la Plaza Leoncio Prado, los que ganó Dos de Mayo por 3 a 1 y 1 a 0 respectivamente. Otro, sólo de primeros equipos, en la Plaza 28 de Julio, que ganó Loreto 2 a 0, y el último con motivo de las fiestas patrias de 1917, en el que volvió a ganar Loreto por 1 a 0.
A partir del periodo institucional 1916-1917 en el José Pardo, todos los demás se renovaron con regularidad el 1 de septiembre de cada año, estableciéndose además un ritual para la sesión solemne, que hasta hoy subsiste sin modificación.

Tuesday, June 05, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

La junta directiva que juramentó e hizo cargo de los destinos del José Pardo para el periodo comprendido entre el 1 de septiembre de 1916 y 1 de septiembre de 1917, estaba constituida de la siguiente forma:
Presidente-Juan B. Rojas Torres
Vicepresidente-Máximo Aguirre
Fiscal-José Antonio Rengifo
Tesorero-Melchor Celis
Pro-tesorero-Braulio Meza
Secretario-Doroteo Arévalo Bernales
Pro-secretario-Mario C. Tejada
Vocales-Miguel Vergara
Santiago Flores Pinedo
Benjamín Rengifo
Julio G. Vergara
Ricardo Montenegro
La ceremonia se realizó en sesión solemne que fue presidida por el sub-prefecto Carlos Gamarra, en representación del Presidente de la República Dr. José Pardo Barreda y con asistencia del prefecto del departamento, capitán de navío Ernesto Caballero y Lastres. Asistieron también el señor Samuel Young en representación del alcalde Dr. Luís Gonzáles Zúñiga, el capitán de navío D. Julio Goicoechea jefe de las fuerzas fluviales, el comandante jefe del Regimiento Nº 13 coronel Felipe Goyzueta, y los representantes de las más importantes instituciones sociales deportivas y gremiales.
El acto que mereció los más nutridos aplausos fue el de la repartición de premios, cuyo detalle damos a continuación:
A Juan B. Rojas Torres, medalla de oro, primer puesto en tiro, certamen del décimo aniversario.
A Máximo Aguirre, medalla de plata, segundo puesto en tiro del mismo certamen.
A Leoncio Burga Pippo, diploma de honor, tercer puesto en tiro, y un par de zapatos de fútbol por el segundo puesto en la clasificación general de todas las pruebas.
A Emilio Berger, un estuche necesser para caballero, premio Presidente de la República, por clasificarse campeón en el certamen del décimo aniversario.
A Manuel Dávila, socio deportista del Loreto, un tintero de escritorio por clasificarse tercero en el certamen.
A Máximo Aguirre, un reloj de mesa por clasificarse cuarto en el certamen.
Además se otorgaron diplomas de honor por su destacada actuación en los certámenes deportivos, a Calixto García, Carlos del Águila, Vicente Souza y Manuel Vacalla, socios del C.S. Loreto; y a los socios del José Pardo, Enrique Coral, Miguel Villacorta, Eduardo Noriega, José N. Pinedo, Jorge D. Raygada, Carlos T. García, Miguel Vergara, Toribio Solsol, y a los clubes Loreto y Dos de Mayo, por su concurrencia al certamen, lo mismo que a la brigada de Boy Scouts del oriente peruano.
Todos estos premios en el aspecto deportivo.
Se otorgaron también diplomas y premios especiales a varios socios y caballeros que se habían distinguido por su cariño a la institución, servicios prestados y otras manifestaciones de este género.
Las siguientes personas fueron objeto de esta distinción:
Medalla de oro, al presidente y fundador del club, Meneleo Meza, “por diez años de fructífera labor”
Diploma de honor, al Dr. Manuel Delgado Morey, vicepresidente honorario del club; a Juan B. Rojas Torres “fundador y destacado dirigente”; Emilio Berger, Doroteo Arévalo Bernales y José Antonio Rengifo por su labor institucional; a Gustavo Montani Burga, Pedro Hoyle, Gonzalo Díaz y Hermógenes Arévalo, por haber propendido a la fundación y organización de clubes deportivos filiales en Caballo Cocha y Contamana; a César Estrella Ruiz, señorita Emilia Poli y miembros de la brigada de Boy Scouts, por su colaboración en las actuaciones artísticas y literario musicales; a los socios Samuel Laredo, Braulio Meza, Santiago Flores Pinedo, Miguel Vergara, Manuel Burga Soto, Eduardo Noriega, Antonio Enrique Velásquez, Ramón Herrera, José Chapiama y Pedro Villacorta.
El señor Carlos Gamarra que en representación del Presidente de la República presidió la actuación, la cerró con un conceptuoso discurso, en el que puso de relieve la obra de los dirigentes y la brillante trayectoria del club, e hizo entrega de la estatua “El trabajo”, conquistada en la competencia de regatas.
En el José Pardo, la preocupación de todo el año institucional giró en torno a la adquisición de un terreno para dedicarlo a campo de juegos deportivos. Augusto Morales propuso la compra de uno situado entre las calles Putumayo, Tambo, Noria y Potro, de propiedad del Dr. Rosendo Badani, por la cantidad de un mil quinientos soles oro, que posteriormente fueron rebajados a mil. Pero, estudiado el negocio por una comisión, resultó con informe desfavorable, porque calificó el terreno como una ciénaga.
Al rechazarse esta propuesta, Melchor Celis propuso la compra de otro lote de dos hectáreas, en la décima tercera cuadra de la hoy avenida sargento Lores, que entonces se llamaba Pastaza. La propuesta también pasó a estudio de la comisión y en este trámite llegaron a la finalización del periodo.
En enero de 1917, se trasladó la sede del José Pardo a la calle Arica, entonces Nº 103 (nota del editor: hacia 1966 tenía el Nº 542), y los gastos de la mudanza-esta vez ya no fue clandestina-y arreglos en la casa para habilitarla como local deportivo, ascendieron a S/. 126.00 que fueron cubiertos con el producto de una colecta.
Nombraron administrador del local a Eduardo Noriega, quien debía pagar el consumo de la energía eléctrica, en compensación del bar que él instaló por su cuenta.

En el Loreto el clima de intranquilidad y falta de armonía continuaba, y el 24 de diciembre debía renovarse la junta directiva cuya presidencia debía desempeñar César A. Mesía.
La ceremonia fue presidida por el Dr. Rosendo Badani, socio honorario del Loreto, pero sucedió que ya en plena ceremonia se produjo un incidente, que al parecer estaba planeado, pues en una reunión posterior a la elección de cargos, se acordó desconocer la elección y desautorizar al secretario elegido Alejandro Vela Estrella, por haber sido separado temporalmente.
Ante la denuncia del desconocimiento de la elección, Vela Estrella solicitó la palabra y dio lectura a una exposición que había llevado preparada y que decía:
“Estimados consocios: motivos de una necesidad imperiosa indúceme a dirigiros la palabra, para que oyendo la verdad de los hechos se formen un juicio imparcial y juzguen al culpable de los desordenes que se vienen cometiendo. Nada extraño es para ustedes la completa desorganización del club que formamos, de los comentarios que se hace por la prensa local y por el público, de los elementos disociadores que mantenemos aun en nuestro seno, pues ellos únicamente han ocasionado el desastre para haber llegado al extremo de que aquel respetable nombre de C.S. Loreto, quede en ridículo ante la sociedad de Iquitos y en especial ante los clubes de su índole. Señores, la secretaría de una institución es la llave principal de su administración. Enterados están
algunos de ustedes, que una camarilla compuesta de aquellos malos elementos se han propuesto con marcada preparación tachar mi conducta como secretario de este centro…”
No pudo continuar, porque el Dr. Badani le interrumpió y entendiendo que habría de decir cosas desagradables, le suplicó que suspendiese la lectura de la exposición. Luego arengó a los socios con una conceptuosa disertación llamándoles al orden y la cordura, deponiendo rencillas personales y cuanto se opusiera al progreso de la institución.
Como resultado se produjo la renuncia en masa de los electos que debían juramentarse.
Al parecer, Hibraìn Vásquez era quien propiciaba esta situación, y lo que corrobora esta presunción es el hecho de que al proponerse la realización de una elección inmediata, y notar que Germán Segura era un candidato a la presidencia, se opuso no sólo a la realización de la elección, sino que sacó a relucir un dispositivo estatutario que prohibía ser miembro de la directiva al socio que no tuviera un año de antigüedad, lo que afectaba a Segura, quien apenas tenía cuatro meses.
Badani con gran tino propuso que la asamblea decidiera la situación, lo que trajo como consecuencia la inmediata modificación del dispositivo, declarando apto a Segura como candidato, y practicada la elección salió elegido por abrumadora mayoría, quedando Luís García Torres como vicepresidente, Héctor Espinar como secretario, y Favio Casado como instructor de juegos.
La depuración, diríamos así, de quienes fueran sindicados como parte de “la camarilla” y culpables de la falta de vigilancia de la marcha institucional, trajo como consecuencia un renovado impulso. El equipo directivo trabajó con mayor unidad. Vásquez, que había sido nombrado miembro de la comisión que debía estudiar la reforma de los estatutos renunció también de dicho cargo, alejándose definitivamente de la vida administrativa del deporte, con lo que fue olvidado el proyecto de la Confederación Sportiva de Loreto.
El Dos de Mayo eligió presidente para el periodo de 1917 a Aquiles Donayre Mesía, y su marcha institucional, sin ningún tropiezo seguía ascendente.

UN POCO DE HISTORIA DE DEPORTE EN LORETO-IQUITOS

Un listado de los equipos del AC José Pardo. Es probable que encuentren algún pariente cercano o antepasado, es cuestión de buscar. He aq...