Sunday, December 02, 2007

HISTORIA DEL DEPORTE LORETANO-continùa

Con 41 electores se eligió sin ningún incidente la nueva junta directiva del José Pardo, para el periodo del 1 de setiembre de 1920 al 1 de setiembre de 1921. La junta directiva quedó conformada así:

Presidente- Meneleo Meza López
Vicepresidente- Manuel Vásquez Jares
Fiscal- José Antonio Rengifo
Tesorero- Carlos De Freitas
Secretario- Doroteo Arévalo
Bibliotecario- Carlos Documet
Vocales- Demetrio Gómez Meza
Francisco Silva Bartra
Julio Olórtegui
Adolfo Velásquez
Eduardo Noriega Rengifo

En sesión solemne y con asistencia de las principales autoridades locales y presidentes de los clubes deportivos, el Presidente de la Corte Superior de Justicia Dr. Wenceslao Pinillos Rosell, tomó el juramento de estilo.
En la misma actuación se otorgó los premios a los vencedores del campeonato de año nuevo.
Medallas de plata a Eduardo Noriega y Emilio Berger del José Pardo; José Reyes Flores y Gerardo Ayllón del Dos de Mayo.
Diplomas de honor a Julio Silva Bartra y Manuel Estévez Vidal.
Cruz de Malta de plata a los que habían acumulado mayor número de puntos en los campeonatos durante el año deportivo: Julio Silva Bartra y Eduardo Noriega del Pardo, y José Reyes Flores del Dos de Mayo.
Diplomas de honor a los miembros de la sección de gimnasia: Emilio Berger, Jorge y Eduardo Noriega, Manuel Burga Soto, Teofilo Cavaillier, Carlos Documet y Demetrio Gómez.
Diplomas de honor a los socios: Alfonso Bartra del Águila, Francisco Silva Bartra, Manuel Estévez Vidal y Miguel Villacorta.
Y por último diplomas recordatorios a los miembros de la Academia Musical de Iquitos, por su importante colaboración en la velada del 7 de junio de 1920.
La intensa actividad desplegada en el periodo anterior continuó en ritmo ascendente. La organización de la Confederación Sportiva, que había fracasado anteriormente y que se sentía como una necesidad para el gobierno de los clubes, empezó a tener visos de formalidad. Con este propósito y siempre a iniciativa del Loreto, cuyo presidente era el ingeniero Luís García Torres, se designó a los delegados del José Pardo que debían estudiar y planear su conformación. Ellos fueron José Antonio Rengifo, en su carácter de fiscal, Doroteo Arévalo y Emilio Berger; elección muy atinada por ser los elementos en quienes radicaba la organización del club en sus actividades legales, administrativas y deportivas.
Cuando fracasó el raid iniciado por Lecca, con el accidente en Chachapoyas, se unieron los tres clubes para proponer que la colecta Pro-Aviación que se estaba llevando a cabo, fuera encaminada a la compra de un aeroplano para serle obsequiado a Lecca.
También, siempre en colaboración, los tres clubes y otras instituciones locales, a iniciativa de José Meza López, se proyectó una manifestación para pedir al gobierno la construcción del ferrocarril al Marañón, que no llegó a realizarse porque las autoridades oficiales no prestaron el apoyo que necesitaba su organización, debido a una revuelta que estalló en la costa peruana.
En esta época la municipalidad empezó a planear el embellecimiento de la Plaza 28 de Julio, que hasta entonces de tal sólo tenía el nombre, con el propósito de convertirla en un parque digno del nombre. El Pardo en el temor de quedarse sin un campo de deportes empezó a estudiar la habilitación del terreno de la calle Pastaza, hoy Sargento Lores, que no reunía ni remotamente las condiciones, llegando a la conclusión de que resultaba muy costoso, aparte de que por haberse abierto la prolongación de una calle, el terreno quedaba dividido en dos parcelas, y ninguna de ellas tenía la extensión requerida para tal fin.
Felizmente lograron prorrogar la posesión de la Plaza 28 de Julio y empezaron a parcelar el terreno de la calle Pastaza para venderlo.
Siendo ya en este periodo cuando debía celebrarse el centenario de la Independencia Nacional, todas las instituciones locales proyectaron programas para celebrarlo dignamente. Entre otras actuaciones cívicas el José Pardo propuso la realización de un desfile deportivo, para cuyo efecto todos los socios de los clubes concurrirían con su respectivo uniforme. No pudo hacerse realidad el proyecto por la falta de colaboración de los socios, algo explicable, porque justo es advertir que aquel era un tiempo en que los deportistas adquirían todos sus implementos por sus propios medios, y la condición precaria de la mayor parte de ellos los incapacitaba para hacer un gasto sólo para tal actuación.
Con el mismo motivo, y a mérito de cumplir el Pardo 15 años de vida institucional, Meza lanzó la idea de escribir la historia del club, nombrándose para el efecto una comisión compuesta por Mario C. Tejada, Alfonso Bartra, Jorge Noriega Rengifo, Manuel Burga Soto y Carlos Documet; quien la cumplió en una forma sintetizada fue Doroteo Arévalo en un trabajo que tituló: “La vida deportiva de Loreto desde 1900”. Dicho trabajo desapareció y habría sido un valioso aporte al conocimiento de esa época olvidada.
Se proyectó también otorgar premios a los deportistas del año 1915 y por primera vez a los fundadores del club. Todo esto habría de efectuarse en el aniversario institucional.
Por influencia de la presidencia se declaró el local del club, sede oficial del Club de Tiro Iquitos Nº 136 y de la Brigada de Boy Scouts del Oriente Peruano, colocando sus respectivos escudos en la puerta principal y a ambos lados del escudo institucional.
También se aceptó la petición del Dos de Mayo para que los componentes de su sección de gimnasia hicieran sus prácticas y ejercicios con los del Pardo y a órdenes de Berger.
En la parte administrativa sólo hubo un incidente originado por la presidencia, la que sin autorización del directorio ni de la asamblea suscribió un diploma que los tres clubes deportivos otorgaban al comandante Jorge Esponda. Como la actitud de Esponda había sido negativa, o mejor dicho contraria a los intereses del José Pardo en dos oportunidades, según hemos narrado, al dar cuenta el presidente Meza, su procedimiento no obtuvo la aprobación que esperaba.
Después de larga discusión y sólo por atención a la presidencia, a la que se le reconoció “nobleza de sentimientos, generoso olvido a la ofensa y al daño, y elevado concepto de confraternidad deportiva”, se aprobó su procedimiento por 17 votos contra 11, dejando constancia de que se le negaba a Esponda, méritos para hacerse acreedor a semejante distinción.
Una prueba de la creciente prosperidad del José Pardo la constituye el hecho de que en la sesión del 27 de abril, fueron aceptados y juramentados 13 socios activos y 58 auxiliares.

El Club Loreto renovó su directiva el 12 de setiembre de 1920, y la presidencia fue desempeñada nuevamente por Germán Segura, vicepresidente resultó Gaspar Borges Da Cruz, secretario Teobaldo Medina, tesorero Fabio Casado, e instructor de juegos Alberto Burga Cisneros.
La transmisión del mando fue realizada con toda solemnidad y presidida por el prefecto Ruiz y Pastor, con la asistencia de delegaciones de los clubes Dos de Mayo y José Pardo.
El 20 de octubre se aprobó el cambio de uniforme del equipo de fútbol, que hasta entonces había sido pantalón blanco y camisa roja, por la camisa a rayas rojas y blancas, jugando con el Pardo en la Plaza 28 de julio su primer partido con este uniforme el 1 de noviembre de 1920.
El periodo presidencial de Segura no concluyó. Apenas dos meses después de haberlo iniciado se produjo un incidente que originó su renuncia.
Se vivía entonces una época de opresión y amordazamiento. Augusto B. Leguía y sus representantes se mantenían por la fuerza y todo acto o palabra que expresara la más ligera oposición era reprimido con prisión o deportación. Cualquiera acto o campaña que revistiera cierta duda era vigilado por la policía. En fin, era época de persecución y silencio para los opuestos al régimen y aún más para los que no fueran adictos.
Humberto Negrete, subprefecto e intendente de policía, y socio honorario del Loreto, por el parte de un oficial a su mando, que denunciaba haber visto ingresar al local del Loreto a los socios Germán Segura, Alberto Burga Cisneros y Rosendo Dávila, acompañados de Juan Olórtegui Villacorta, muy conocido por sus andanzas políticas, informó de esto a la prefectura, todo lo que llegó a conocimiento de los socios, y de la investigación de que eran objeto.
El Loreto se sintió más perseguido que ofendido, e injustamente por cierto, y Segura al saber del informe de Negrete, como amigo que era le pidió una explicación, la que Negrete absolvió diciendo que había sido un informe de rutina y ninguna acusación.
Cierta o falsa la respuesta, Segura, quizá previendo lo que pudiera suceder le pidió para el club una explicación por escrito, la que Negrete hizo brevemente en una tarjeta y con lápiz.
Como el incidente, o más bien el rumor de un complot había trascendido, los socios del Loreto se sintieron en peligro, y Segura para tranquilizarlos convocó a sesión y en ella explicó lo que había ocurrido, e hizo dar lectura la tarjeta de Negrete.
Después de acalorado debate en el que por minoría se aceptó la explicación de Negrete como una satisfacción, y se exigió que esta fuera por oficio, se retiraron más temerosos que ofendidos.
Dos días después Segura recibió una moción en la que se pedía reconsideración del acuerdo, firmada por Julio C. Rodríguez, Federico Arrarte Seguín, Ernesto Bernales, Casiano Braga, Enrique Zumaeta, León Michaud, Juan Eyzaguirre, Ernesto Vásquez Eguren, Manuel Rengifo, Gerardo Castro, Máx Vacalla y León Bendayán.
Segura remitió al vicepresidente Borges todos los documentos del caso y el oficio de satisfacción que ofreció Negrete, y acompañó su renuncia irrevocable, indicando que seguiría como socio activo cumpliendo sus obligaciones. Borges citó a sesión que esta vez fue más acalorada.
Como conclusión, o digamos acuerdo final, se despojó a Negrete de la investidura de socio honorario, se acordó dar a publicidad todos los documentos y que se pidiera a Segura que retirara su renuncia, lo que éste de ninguna manera aceptó, retirándose temporalmente de la actividad deportiva.

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